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Omid Sin Residencia.

Un buen día estaba yo escribiendo en mi lugar habitual cuando se me acercó Omid, a quien identifiqué como amigo árabe de Ahmad y a quien saludé efusivamente.
Me explicó que había conseguido un trabajo pero que para él le pedían tener residencia en A Coruña. Y que por lo tanto si yo se lo permitía se empadronaría en mi casa con un contrato.
A mi de entrada me pareció muy bien.
Cambié impresiones con Ahmad y Leti, que eran quien lo habían mandado a mi.
Leti insistía en que Omid sólo necesitaba un lugar teórico de residencia pero que en realidad viviría en el mismo lugar que vivía hasta entonces.
Mi prima abogada Vicky me advirtió que eso seria un contrato simulado y que como tal estaba penalizado.
Por lo cual le transmití a Omid mi negativa.
Y eso que ya había quedado con él en casa para formalizar todo el papeleo.
Leti como siempre pecaba de buena voluntad, pero a mí podía traerme problemas.
La verdad es que la primera llamada que le hice a Vicky fue a las 24.00, pues estaba embebido en el problema y no me dí cuenta de la hora.
A la mañana siguiente me dijo muy afectuosamente que no la llamase tan tarde porque madrugaba para trabajar a las 6.30 y además porque sospechaba que pudiese tratarse de una urgencia médica relativa a sus padres.
Mi hermano Javier, también abogado, me fue de mucha utilidad para analizar el problema.
Y mi primo Enrique también me brindó su parecer.

Finalmente decidí hablar con Elena, la abogada de extranjería de Ecos do Sur, quien se ofreció a ver a Omid de inmediato.
La solución que le brindé a Omid fue una visita a Elena, quien encantadora me dijo que le recibiría de inmediato.

Además yo tenía el problema de que me estoy separando de mi mujer Ana y la casa es de los dos: Gananciales, por lo cual me traería problemas alquilar un cuarto sin su consentimiento.
Y ni que decir tiene que jamás me daría su permiso por muy bien que se lo explicase.

Lo que se evidenció con este caso es que ya soy una persona a tener en cuenta en lo que al mundo inmigrante se refiere, lo cual me llena de satisfacción.

Tanto Omid como Leti me dieron constantemente las gracias.

Y me separaré.
Y venderé el piso familiar.
Y me compraré un apartamento. Y estará a disposición de mis amigos inmigrares.

Una vez alguien me dijo: En este tipo de trabajos (Inmigrantes) hay que saber mantener muy bien los espacios personal y profesional.
Yo sinceramente no puedo.

Son mi gente, mis amigos. Y además trabajo para ellos.

Todo lo que les haga falta me hace falta a mí.
Todo lo que necesiten es mi necesidad.

Y por supuesto todas sus alegrías son también compartidas.
Kikovacanillas22 de junio de 2017

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