TusTextos

Entre Licores y Amoríos

Era el joven universitario el que pretendía explicar las paradojas de su vida, después de disfrutar con la mujer que le hizo tan feliz y con la que pasó gratos momentos. Eso ocurrió antes que ella lo cambiara por el amigo. A éste no lo quedó más cosa que pretender decir que eran sólo despecho los argumentos de la ex. Y eso ocurre cuando no escuchas las sabias palabras de un amigo: No te vayas a meter con ella, escúchame; es una chica fácil, vas a sufrir. Hazme caso. Palabras necias pensó el estudiante
Yo creo que fueron las ganas de estar con alguien lo que lo hizo meterse con la mujer menos indicada, pese a mis consejos éste no entendió. Pobre hombre. Sólo tuvo ganas de disfrutar de los placeres de la vida, bueno, si te sientes varoncito, lo diré: besaste, bailaste, y también te divertiste, pero a caso te sirvió de mucho. El estudiante fue por varios ciclos en la universidad el hazmerreir de la clase y como no. La verdad ahora lo trato de entender fue un incrédulo si… yo aconseje, cansé mi voz de tanto hablar. Pero caso no hizo a mis explicaciones. Los primeros ciclos sí que fueron maravillosos para él.
Cuando había fiestas este no vacila en asistir, pero sólo bailaba y se divertía, mas no disfrutaba del placer de la bebida. Siempre un no como respuesta frente a un vaso de cerveza, lo hacía más diferente a ella, que siempre accedía si de empinar el codo era necesario.
-Señorita a un vasito, si claro.
Vestía como una chica fácil, pero a éste no le importó. Decía que el primero conoce a la gente antes de juzgarlas, pobre estúpido, por eso tienes esos cuernos que serán difíciles de esconder. Quién no deseaba pasar por ella. Era de rostro delicado, y mirada penetrante cuya fama aún desconocida, hacia excitar a cualquier hombre deseoso de poseerla, pero siempre con una contestación como: no jamás te hará caso. Conjetura del todo incierta.
Esta jovencita fiesta que iba, era parca en su actuar, para no evidenciar su verdadera careta ante los demás. Al estar con el enamorado al costado hacia difícil hacer de las suyas, pero eso cambió una tarde del viernes a la salida de la universidad. Cuando un vino fue el testigo de un encuentro furtivo entre distintas personas, pero de iguales ambiciones. El enamorado no fue, no porque no lo haya deseado sino que cayó mal ese día, fue pecado haberla dejado sola. Eso motivó en ella recrear sus antiguas andadas y dejarse encadenar por las luces zigzagueantes y la oscuridad de la noche. Fueron tres besos aquellos los que motivaron el rompimiento, la verdad nadie se hubiese enterado sino hubiese estado un amigo que no bien los miró fue a contar a todos. Como si se tratase de un asunto que necesitara prestar atención. Éste hombre fue el peor de todos. Uno debía callar antes de decir dos cosas, porque era un gran chismoso.
Contó todo lo que vio ese día dentro de aquella fiesta. La pareja de enamorados discutieron, bueno, él pidió explicaciones. Yo observé que mi amigo fue asediado por las preguntas inquisidoras de los demás, menos las mías, pues yo no quería que se enteraran de mi verdadera identidad. La mujer lo buscó, se humilló, pidió disculpas, pero por influencia mía, jamás accedió.
Fue tan terrible las humillaciones que tuvo que afrontar, que lo quise ayudar dándole consejos y apoyándolo incondicionalmente.
Esa mañana yo no lo mire, menos exprese palabra que llegara a herirlo. Pero me pareció algo muy bajo, lo que hizo esta chica que venir a meterse con un amigo de aula, que falta de consideración para un hombre que está enamorado, no lo creen.
Cachudo, unicornio fueron uno de los tantos sobrenombres que recibió el pobre, no le quedaba otra cosa que agachar la cabeza y dejar que lo insultos llegaran y se fueran hasta no poder gritar desesperadamente. Yo aconsejaba, pero que más podía hacer.
En una ocasión recuerdo que fui a tomar unas cerveza con una de las chicas que mencione al inicio de este relato, y unos tres amigos más. Fue divertido. Tragos iban, la bocanada impedía observar las miradas provocadoras de ella, pero cada vez se hacia una diversión. Ingestados de alcohol y con los ojos desorbitados, yo sonreía y trataba de que ellos rieran también con algunas anécdotas. Comencé a amenizar la tertulia para no aburrir al respetado, enseñé el juego de los dados (riesgo o verdad, claro está). La pregunta del ex fue inminente. Fue la pieza clave en este encuentro. La chica habló insidias de mi amigo. Y en esa reunión se encontraba el “chismoso”, que parecía que anotaba con precisión cada frase sacada de los labios de ella. Que en un momento llegué a pensar que seguro iría al baño a copiar esta conversación para mañana correr a contarle a alguien lo que ocurrió ese día.
No estaba equivocado. Desdichado hombre- pensé. Tragos pasaban y la emoción de poseer a la castaña mujer hacia que despertase en mi el deseo carnal por ella, pero ¿Cómo? -me preguntaba.
Después de criticarla iba a ser parte de este juego. Eso no me importó, claro que no, pero algo me contenía, Claro ¿Cómo no? y el chismoso era como ir de frente a la horca, preferí disimular y choqué el vaso con uno de los acompañantes este era el boca suelta el fue a parar al baño. No quise desperdiciar ningún momento y aproveché, me acerqué a Andrea y la besé sin dejar ningún espacio alguno. A mi memoria llegaban los recuerdo de mi pobre amigo, pero yo con disimulo disfrutaba estar con la que antes había sido su mujer.
Kosmokop28 de mayo de 2010

Más de Kosmokop

Chat