Ella lo miraba. Esa mirada, esos gestos y esa sonrisa. Él la volvía loca. Ella sabía que también a él le gustaba.
-¿Qué miras?- Le pregunto él.
-Nada, a tí- respondió ella mientras observaba como él se ruborizaba.
Silencio, sonrisas.
- Iré a buscarte a los 27, te llamaré y veré si estás casado. En caso de que no lo estés, me arrodillaré y te pediré matrimonio. ¿Te parece bien?- pregunto ella con una sonrisa en la boca.
- Si, me parece bien.- afirmo él regalandole otra sonrisa.
Los dos sabían que de momento no iban a estar juntos, ninguno de los dos quería eso, pero a ninguno de los dos le importaría volver a juntar sus caminos en un futuro. Se querían.
Él se le acerco, la cogió de la mano y la abrazó. Fuerte. La beso en la frente y se marchó, andando hacía su coche, sin girar la cabeza para atrás en ningún momento.
me gusto...
me deja con un enorme hueco en mis ideas pero me gusto, buen texto, divertido, sentido y original.
un gusto leerte.
abrazos grandes para ti, suerte.