He tenido tan mala suerte en el amor, que sólo queda resignarme. Mirar por la ventana de noche, y contemplar las luces de la calle vacía, la luz de la luna alumbrándome el rostro y reinando el viento en medio del silencio.
Mientras me fumo el último cigarrillo observo cómo se consume; tan rápido que en casi un abrir y cerrar de ojos sólo quedan las cenizas, como en mi alma. Miro al cielo atentamente y observo las nubes para distraerme, pero tanto da, porque en cuestión de segundos los ojos me brillan lo suficiente como para que comiencen a brotar lágrimas mientras el viento mueve el único mechón de pelo que no he conseguido agarrar al elástico.
Observo a una pareja bajarse de un Renault negro. Él parece tan amable y ella tan enamorada... Se ve que son realmente felices.
Todavía me imagino cómo sería estar en esa situación, de nuevo... Y de después de tanto tiempo. Lo cierto es, que los amores que he tenido siempre han sido de ida y vuelta, algo ligeros, y la mayoría, más platónicos que de carne y hueso. Todavía no ha aparecido el que debiera y quisiera quedarse. Pero no importa, hay que saber esperar lo bueno. Mientras tanto, sólo queda resignarse.
La verdad, no tengi que decir. Tu ya lo has dicho todo. Buen texto, un beso ;)