Cuentos ácidos. (el Premio)
Desde que el Organismo de LoterÃas y Apuestas del Estado rescató y puso de nuevo en marcha el juego de la loterÃa primitiva, allá por octubre de 1985, José no habÃa dejado de participar en el sorteo en ninguna ocasión. Siempre utilizaba la misma combinación de números, que después adoptó para los nuevos juegos de azar, similares a la primitiva, que la insaciable voracidad recaudatoria del estado fue paulatinamente introduciendo para alimentar sus arcas con la ilusión de los ciudadanos.
En todos estos años, jamás habÃa conseguido acertar más de tres números de la combinación ganadora, y esporádicamente, algún reintegro. Pero José no se desanimaba, a pesar de las burlas de su amigo Tomás, que solo jugaba en el tradicional sorteo de navidad, y que siempre le repetÃa que la loterÃa es el impuesto de los que no entienden de matemáticas.
–Pero, hombre, no te das cuenta que con la primitiva solo tienes una probabilidad de acertar entre catorce millones. Guárdate el dinero y lo inviertes en la loterÃa de navidad, es la que más premios reparte.
–Ya, ya lo sé...
–Mira, el otro dÃa lo escuché en la radio: piensa que colocamos una tras otra catorce millones de cartas de la baraja española, y entre todas esas cartas solo hay un as de oros, ¿de acuerdo? Esa lÃnea imaginaria tendrÃa una longitud aproximada de mil seiscientos kilómetros; y ahora, comienzas a recorrer la lÃnea de naipes, y cuando creas conveniente te detienes y vuelves una carta, la que tú decidas..., parece difÃcil que la carta elegida sea el as de oros,¿verdad?
–Joder...
–Pues, amigo, ésa es exactamente la probabilidad que tienes de acertar en la primitiva.
–SÃ, pero a alguien le toca, ¿no?
–Claro, porque el sorteo no se celebra con un solo participante, es decir, junto a la lÃnea de cartas hay millones de jugadores, algunos con múltiples apuestas, y el que por casualidad se coloca frente al as de oros es el que gana, y aún asà en muchas ocasiones no acierta nadie; es puro azar, la suerte no existe, créeme, ni la buena ni la mala.
José sabÃa que su amigo tenÃa razón, pero no por ello dejó de jugar. Para él era ya una costumbre acudir los lunes a validar los boletos para los sorteos de toda la semana y después presenciar su desarrollo por televisión. Era su rutina diaria, una forma de combatir el aburrimiento que sentÃa desde que se jubiló; aburrimiento que se vio agravado poco tiempo después con la pérdida de su mujer. VivÃa solo desde que enviudó, y sus hijos, ya mayores, tenÃan su propia familia.
Los martes y viernes eran los dÃas preferidos de José por coincidir los sorteos de bonoloto y euromillones, dos ocasiones para hacerse rico que siempre presenciaba en directo por televisión.
Aquel viernes era especial, el sorteo europeo acumulaba un espectacular bote de ciento treinta millones de euros para un solo acertante, y él sabÃa que tenÃa las mismas posibilidades de ganarlo que cualquiera que se encontrara en ese momento frente a la larguÃsima lÃnea de naipes.
Una sonrisa de ilusión iluminó su cara cuando las dos primeras bolas extraÃdas del bombo coincidieron con sus números. La tercera bola, también acertada, le hizo ponerse en pie. Su ritmo cardÃaco se desbocó con la cuarta y quinta extracción,¡las tenÃa! El nerviosismo y la emoción se apoderaron de él; sabÃa que ya habÃa ganado un premio importante, pero si ahora acertaba también las dos estrellas serÃa multimillonario. Aguantó la respiración mientras salÃa la primera...¡SÃ, sÃ!, y creyó morir mientras contemplaba la caÃda de la segunda bola...¡La mÃa, la mÃa! ¡Soy ricoooooo!
Totalmente enajenado por la alegrÃa, inició una frenética danza de júbilo por el salón de su casa que duró varios minutos. Sudoroso y riendo a carcajadas pensó en su amigo Tomás, ¡lo que iba a disfrutar restregándole por la cara su suerte! Se acordó del boleto, su boleto millonario, necesitaba verlo, tocarlo, sentir su olor. Lo tomó de la carterita de plástico donde guardaba sus resguardos y lo besó con pasión una y otra vez. Pero entonces, algo parecido a una corriente eléctrica que brotó en su mano izquierda le estalló en el pecho borrando su sonrisa. No podÃa respirar, e instintivamente abrió una ventana para asomarse por ella en busca del aire que le faltaba. Solo pudo dar dos bocanadas a la noche frÃa que se diluyó ante sus ojos moribundos mientras quedaba inerte sobre el alfeizar, por donde su mano sin vida dejó escapar el boleto millonario que se posó sobre un tejado cercano; allà los elementos lo deterioraron hasta hacerlo desaparecer.
Unas semanas más tarde, cuando los hijos se disponÃan a vender el piso y recogÃan los efectos personales de su padre, descubrieron la carterita de plástico donde José guardaba los resguardos de sus apuestas. En un despacho de loterÃas comprobaron que ninguno estaba premiado; a nadie le sorprendió, sabÃan de sobra que su padre nunca habÃa tenido suerte con los juegos de azar...
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Abdielbda
q pena :/
lastima, no le tocaba ser millonario xD
12/12/11 02:12
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Libelle
ais Esteban pero muy buen relato besos
12/12/11 03:12
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Buitrago
Jejeje muy bueno maestro Esteban
Un abrazo
Antonio
12/12/11 03:12
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Catorce
Buenas letras pero mala leshe gastas amigo. En efecto, llevas mucha razón al decir que nos tienen acribillados con tanta loterÃa, con tanto afán de hacernos ricos de la noche a la mañana. No es la única estrategia que utilizan para que creamos que sin esfuerzo todo puede cambiar y mientras ellos llenan sus arcas. PodrÃas haber hecho un final más..., digamos navideño, pero no, tenÃas que mostrarnos lo dura que puede ser la ilusión.
Buen relato y gracias por compartirlo. Un fuerte abrazo y te confieso que el 22 estaré con la cafinitrina preparada por si acaso.
Julián.
12/12/11 05:12
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Laredaccion
ABDIELBA
Pues eso parece, no habÃa nacido para ser millonario, no.
Gracias por pasarte. Un cordial saludo.
LIBELLE
Gracias, libélula linda. Me alegra que te guste.
Un beso.
ANTONIO
Gracias, fiel lector, siempre un gusto verte.
Un abrazo.
JULIAN
Asà es, amigo. El nuevo sorteo de euromillones de los martes tiene el único objetivo de que los estados recauden más dinero, no lo hacen para hacernos felices.
Pues te deseo que el dÃa 22 tengas mucha suerte con el sorteo, y que no precises ayuda médica jeje
Un abrazo.
12/12/11 10:12
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Flacco
Un relato más de loterÃa, me gustan; yo tengo un par de boletos de navidad ja,ja.
12/12/11 10:12
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Laredacción
Pues te deseo que uno de los boletos que tienes sea el gordo de navidad, y el otro, el tercer premio (el segundo para mi)
Un abrazo.
13/12/11 04:12
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Nemo
Jejeje... he jugado el "melate" y a lo máximo que llego es a reintegro... no pierdo la esperanza y lo mejor es que no tengo afecciones cardiacas... bueno eso digo yo. Excelente.
Saludos muchos!
14/12/11 11:12
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Laredacción
NEMO
Pues espero que la suerte, o mejor dicho, el azar, te sonrÃa el dÃa menos pensado y te coloques frente a la carta premiada...
Muchas gracias por tu visita y comentario.
Un abrazo.
Esteban.
14/12/11 11:12
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Laredacción
SETE
Qué voy a ser malo, es la vida la que lo es jeje
Yo creo que a todos los españoles nos gusta el sorteo de navidad,¿verdad?
Un beso, linda.
17/12/11 10:12
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Primopep
Dios qué final más macabro, Esteban. ¡Qué mala leche! En cuanto al relato, es estupendo. Un narración Ãmpecable. Me tuviste en vilo durante todo el texto. En los dos primeros parrafos, incluso creà que estabas hablando de mà (me sentà totalmente identificado con el protagonista, amén de ser tocayo suyo).
En unas palabras: eres un narrador de historias genial.
Un abrazo, felices fiestas, y que te sigo leyendo.
21/12/11 12:12
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Laredacción
¡Hola Primo!, jajajaja, asà que tú también pruebas suerte frente a la lÃnea de naipes, no eres el único...
Me alegra que te haya entretenido el relato, es un nuevo registro, muy diferente de "Diario de a bordo"
Muchas gracias por tu comentario y mis mejores deseos para ti y tu familia en esta navidad y año próximo.
Un fuerte abrazo.
21/12/11 12:12
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Jandri
Un relato ácido con un final amargo y con un delicioso regusto dulce cuando terminas de saborearlo...
Excelente Esteban... un abrazo.
06/01/12 05:01
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Laredaccion
JANDRI
Gracias, niño. Disfruta los sabores, jeje
Un abrazo.
12/01/12 07:01
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Miguelito
Un relato genial, Esteban.
Ya me imaginaba yo que iba a pasar algo similar, o bien lo que propones como final, o por el contrario, que por algún descuido macabro, justo esa semana se hubiera olvidado el tal José de sellarla.
Es posible que la suerte no exista, lo que si existe es la mala suerte. Miles o millones de Josés nos vemos identificados en tu extraordinario relato, y todos,o casi todos, con la misma fortuna.
¿Qué si toca? Por supuesto, volver a jugar de nuevo y tentar a la suerte.
un saludo.
17/01/12 12:01
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Laredaccion
MIGUELITO
Gracias, amigo.
Yo también soy de los que les toca volver a jugar; pero hay que intentarlo...
Agradecido por tu visita, siempre un placer.
Un abrazo.
20/01/12 12:01