Mi corazón, en cambio, quería pensar algo totalmente diferente.
Esta claro que el cerebro y el corazón raramente se ponen de acuerdo.
Uno razona demasiado y el otro, no razona nada.
Uno siente d...
Le sirvió el café. Le rozó la mano. Cada poro de su piel empezó a arder. Era como si de cada uno
de los dos millones que albergamos en nuestro ser surgiera un pequeño volcán.
Acerqué mis labios a su cuello y memoricé a la perfección su olor a jengibre, dulce pero picante.
Sabía que era la última vez que lo vería. Memoricé el sonido de su respiración rompiendo el ...