Muy bien.
Me muevo. Ya es tiempo.
Y el mundo conmigo.
¿Cómo no hundirse en esta
maraña de palabras?
¿Cómo no andar a tientas
por los pasillos de la vida?
¿Cómo no reír?
¿Cómo no cantar?
¿Cómo no estar al borde de
la desolación y el abrigo?
Nada se hace lento,
nada es cadencioso.
Sólo este vértigo de surtidores
girando como una flor
imposible,
destruyéndose, volviendo
a nacer.
¿Qué es la poesía
cuando la cuerda de la vida
se tensa en silencio?
¿Cuando su mudez se hace
estridente en su
imposibilidad sonora?
¿Qué es la poesía?
¿Qué?
¿Estos jirones de pensamientos
traspuestos sobre una hoja
quieta y blanca?
Las hojas giran.
El tiempo huye.
La palabra. La poesía.
¿Dónde?

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