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Capitulo 3: El Rojo de Su Sangre Resalta En la Pálida Piel de la Muerta

Los finos labios de Giselle se separaron en un gesto levemente sorprendido, las largas y negras pestañas de sus ojos escondían el temblor en sus pupilas y solo el sonido del viento abriéndose paso entre las vacías calles del pueblo se escuchaba a lo lejos. Este paisaje nada distinto al que ella estaba acostumbrada a ver todos los días solo difería de como lo recordaba por la intensa luz rojiza que lo iluminaba, después todo era idéntico hasta ese clima pesado y ventoso característico de los raros y duraderos veranos en ese pueblo.

Ese chico que había aparecido delante de ella dedicándole una frase repleta de palabras ofensivas y afirmaciones que no comprendida hiso un rápido movimiento agitando violentamente la cruz que colgaba en su pecho, esta era plateada pero adoptaba un brillo color sangre por la luz tenue que invadía el lugar. Giselle vio sorprendida como el salto increíblemente alto y paso por encima suyo arrancándose bruscamente la cruz y agitándola solo una vez esta emitió un sonido metálico y creció hasta medir quizá mas de un metro. Con esa arma visiblemente filosa en las manos y aun permaneciendo en el aire como si volara, el muchacho la apunto, ella abrió aun mas sus ojos donde el brillo de la luna los volvía claros y como de un color vino, ¿la estaba apuntando? ¿Realmente quería hacerle daño?, se pregunto cuando un escalofrió helado recorrió su espalda. La inconfundible sensación de que alguien estaba detrás la invadió e ignorando al amenazador muchacho que se mecía como una hoja de papel llevada por el viento, se volteo tratando de ver lo que sea que había detrás y le causaba tanto pudor.

Se giro haciendo que su cabello la acompañara moviéndose al ritmo de su apresurada reacción y pudo ver a esa figura tan pálida como si no corriera por su cuerpo ni una sola gota de sangre, con su cabello negro que le caía por sobre los hombros pareciendo tan pesado y sin volumen. Alrededor de su muñeca y extendiéndose por sobre su antebrazo una franja morada como si allí le hubieran dado un fuerte golpe era lo único que aparentaba ser realmente vivo en el cuerpo de esa muchacha con ojos tan negros que hacían parecer que en su interior solo había un vacío capaz de tragarte si los mirabas demasiado.

Giselle trato de retroceder pero el muchacho actuó más rápido y se dirigió veloz hacia la aterradora figura femenina, fue en picada con la firme intención de cortarla en dos con esa cruz que destellaba reflejos rojos mientras mas la movía.

La chica de apariencia casi inexistente por que no emitía ningún sonido, alzo la mirada despreocupadamente y en un movimiento que ante sus ojos fue como si se corriera a un costado dejando rastros de su propio cuerpo que rápidamente se desvanecieron en el aire.

Este chico que se presento como Lucas impacto contra el suelo como si pesara una tonelada e hiso que la tierra se abriera a su alrededor levantando una gran cantidad de polvo que por un instante nublo la vista de Giselle pero el intenso viento lo disperso rápidamente y pudo ver que el no tenia ni el mas mínimo rasguño por caer de semejante altura.

-Nunca pensé que me costaría tanto encontrarte, pero era obvio que vendrías a tu propio funeral ¿verdad?-dijo Lucas dirigiéndose a la muchacha de cabellos negros en un tono burlón-pero esta bien…no se a quien te ha mandado a buscar esta vez pero créeme que no le dejare ganar, puede que se me haya escapado una pero no acostumbro a cometer el mismo error dos veces- entonces la apunto nuevamente con la destellante y claramente afilada cruz mientras la miraba de manera tan atemorizante que no parecía haber ni una pizca de misericordia en sus intenciones, sin embargo esto no le importo a ella ya que su rostro sin vida ni expresión no se modifico ni un poquito ante sus amenazas-

Giselle no sabia a cual temerle mas, si al muchacho de ojos tan rojos como la inmensa luna que iluminaba el lugar o a la chica de piel pálida y presencia espectral que le erizaba la piel.

De pronto el viento dejo de soplar, todo se quedo tan quieto y apacible como si el tiempo se hubiera detenido en el mismo instante en que una gota de sangre resbalaba por esa pálida y esquelética mano, lo único que se movía aparte de ella era la creciente sonrisa de Lucas hasta que esa gota callo al suelo y se disolvió en la arena.

Junto con ella comenzaron a salir chorros de sangre, era en su muñeca izquierda donde estaba la herida que sangraba de a montón, en ese delgado brazo antes del comienzo de la mano se extendían las cortadas dolorosas y repugnantes a la vista.

La aterradora muchacha alzo el brazo repleto de sangre que se le escurría entre los dedos y lo agito salpicando todo lo que se encontraba cerca.

Entonces dio un paso hacia adelante y los pasos que le siguieron a ese fueron tan rápidos que Giselle no pudo distinguirlos, en menos de un segundo ya estaba delante de Lucas y le lanzo un golpe con la mano extendida y sus dedos tan firmes que parecían una cuchilla, aunque apenas pudo rozarlo ya que él se alejó en un movimiento igual de rápido.
Ella se detuvo un instante y luego levanto la cabeza recuperando su erguida postura. Hasta entonces no había podido visualizar el rostro de la muchacha porque se mantenía con el cabello cubriéndole gran parte de la cara dejando a la vista solo los ojos, pero en ese momento en que alzo la mirada y la luz rojiza le ilumino la cara pudo ver estupefacta que a esta chica ya la conocía, esta chica había muerto ese día, esta chica era Melisa…

Giselle se quedo dura como si la hubieran congelado, el corazón casi se le sube hasta la garganta cuando la vio y las piernas le comenzaron a temblar mientras esos dos tan aterradores como el paisaje que los rodeaba seguían golpeándose uno al otro como si no se dieran cuenta de su presencia. Ella retrocedió unos pasos hacia atrás hasta chocar con uno de los bancos de la placita eso causo un leve sonido, tan mínimo que ni siquiera lo escucho pero si llego a los oídos de Melisa quien se distrajo por un momento.

-Te tengo-dijo Lucas al ver su oportunidad para atacar-no debes distraerte mientras estés peleando…

Melisa recupero la atención en la batalla cuando el arma de Lucas le estaba rozando el cuello, aun así logro esquivarlo y dirigió sus filosas uñas hacia el que también se preparaba para darle un golpe y cuando ambos tenían el ataque del otro a pocos centimetros el cuerpo Giselle emitió un sonido, ese ruido que hace todo mundo cuando se asusta, algo así como un suspiro hacia adentro. En ese mismo instante las miradas de las aterradoras entidades se dirigieron hacia ella, el con un rostro tan sorprendido pareciendo que apenas se había dado cuenta de su presencia y ella con un gesto mas bien molesto. En ese momento en que esos gelidos ojos se posaron sobre ella sintió que su cuerpo se había enfriado por completo y de pronto todo se volvio obscuro hasta que no pudo ver mas nada.

Para cuando recupero la conciencia, sentía que estaba recostada, aun no podía ver, quería moverse pero tampoco podía, “tengo que abrir los ojos” pensó, y lo intento con fuerza hasta que su cuerpo reacciono y logro sentarse en la cama con un movimiento brusco y una expresión alterada en el rostro. Se dio cuenta de que estaba en su habitación, ya era de mañana o tal vez medio día, el silencio de la casa le hacia saber que sus hermanos aun no habían llegado de la escuela y que sus padres seguían en el trabajo. Puso la mano sobre su pecho, el corazón le latía fuertemente, estaba tan agitada como si hubiera corrido kilómetros y sentía un intenso cansancio a pesar de apenas haber despertado. Se quito de encima las sabanas que la cubrían y corrió hacia el espejo, la imagen seguía siendo la misma que veía todas las mañanas cuando se peinaba “fue solo un sueño” pensó y dejo salir una sonrisa, pero…casi al instante la borro de su cara mostrando un gesto bastante frio.

-No así no…-se dijo a si misma, entonces sonrió nuevamente pero esta vez de una forma mucho mas alegre que borro de su cara cualquier indicio de que haya tenido una pesadilla esa noche-Así esta mejor…

Después de almorzar, aun aturdida por el terrible sueño que tuvo, se puso el uniforme y se fue al colegio.

Había caminado varias cuadras pero finalmente podía ver ese edificio pintado de blanco con naranja que tenia unos enormes portones negros, estaba a una cuadra de la plaza central y era el único colegio del pueblo contando con mas de setecientos alumnos todos ellos vistiendo con el uniforme que consistía en camisa blanca y pantalones negros, para los chicos, blusas blancas con polleras negras y medias para las chicas.

Giselle usaba una chomba blanca con cuello y una corbata negra colgando de él, también una pollera negra no demasiado larga pero tampoco demasiado corta y las medias por debajo de las rodillas , llevaba el cabello acomodado con una vincha que tenia como adorno una flor gris y se había trenzado algunos mechones de pelo, no acostumbraba a usar mochila o bolsitos para sus carpetas, mas bien las llevaba en las manos.

Ella tendía a mirar siempre al frente cuando caminaba y solo ocasionalmente corría la vista hacia los costados, por eso nunca veía si había algún conocido por ahí y siempre recibía los regaños de sus amigas por no saludarlas cuando se la cruzaban, pero con el tiempo se fueron acostumbrando a que esa era su manera de ser y solo la dejaban pasar si ella no se daba cuenta. Si se la miraba a simple vista parecía una niña bastante distraída, su pequeño y redondo rostro hacia que la palabra “ingenuidad” se escribiera en el por sus gestos confundidos cuando no entendía algo o su alegre sonrisa por cosas triviales.

De todas sus amigas la que mas la protegía era Lizet, ella adopto esa pose de guardaespaldas cada vez que caminaba a su lado cuando vio lo frágil y débil que se veía Giselle junto a sus demás compañeras. A Ana, en cambio, le gustaba hacerle peinados y probarle infinidades de vestidos, era algo así como una muñeca para ella y siempre le decía “es que eres tan pequeña y hermosa que todo te queda bien”. María por otro lado, la trataba igual a una mascota a la que había que alimentar diciendo cada vez que salía a los recreos “Giselle he comprado chocolates ¡ten come” o “Giselle mira tengo galletas y jugo ¡come!...” “es que eres tan delgada…” le decía cada vez que la veía comer tan pausadamente como ella acostumbraba, por supuesto nunca rechazo nada de lo que le ofrecía ya que a pesar de ser tan delgada comía como si en su estomago hubiera una especie de agujero negro que desaparecía todo lo que allí cayera.

-Ho! Giselle!-grito María al verla entrar al aula- Vamos a ir esta tarde al cementerio a prenderle velas a la tumba de Melisa ¿vienes?
-Claro!-respondió ella entusiasmada-emm…hamm María?
-Si…?
-Dime yo anoche…no recuerdas a que hora me fui a mi casa?
-¿Qué? ¿Qué clase de cosas me estas preguntando? No me digas que ahora no recuerdas como llegaste a casa-decía mientras se reía- tu te desapareciste de repente y después volviste a aparecer, nosotras te acompañamos a casa ¿no recuerdas? Incluso llevamos a Lizet con nosotras para que se lave en tu baño ya que tu casa era la mas cercana de donde fue el funeral…
-haaa ¿de verdad?-dudo poniendo una cara confundida-
-Es el colmo…que te olvides de algo asi…
-Je je je…-rio despreocupadamente-
Lizet entro al aula con una cara bastante decaída y los ojos hinchados, tal vez había llorado toda la noche, Ana la seguía por detrás también pareciendo triste pero no al punto en que lo estaba su amiga.
-¿Te dijo María lo que vamos a hacer a la tarde?-Pregunto Lizet sin siquiera saludarla primero-
-Si…vamos a-intento responder-
-Prender velas en la tumba de Melisa-interrumpió Ana-
-Si María me lo dijo…
“Prender velas la tumba de Melisa” esa frase le revoloteaba en la cabeza, siempre le habían dicho que aquellas personas que se suicidaron no tenían perdón ya que atetaron contra Dios al quitarse su vida, pero también le dijeron que la misericordia del Señor era infinita lo que significaba que…¿aun así podían ser perdonados? Tal vez si rezaban lo suficiente por ellas las perdonaba, o tal vez se encontraban esperando junto a otras almas en medio de la obscuridad a que alguien les encienda una vela para que puedan ver el camino que deben seguir, después de todo esa era la creencia sobre el para que se prendían velas en las tumbas, pero hasta entonces “si no son recibidas con Dios…¿Quién se lleva las almas de las personas que se suicidan?” se pregunto cuando un muchacho entro al aula robándose las miradas de todos menos la de Giselle quien no le presto atención hasta que escucho los murmullos en aumento y entonces se giro para ver al motivo de tanto alboroto.
Sus ojos se volvieron vidriosos al ver a ese muchacho de cabello rojizo y ojos grises caminar a un paso despreocupado, con las manos en los bolsillos y llevando el uniforme del colegio algo desordenado, paso a su lado y no pudo evitar mirarlo, el también la miro de reojo y le sonrió pero no de manera amable si no mas bien como si se estuviera burlando. Giselle aparto la vista en un gesto apresurado tratando de ocultar la sorpresa que se escapaba de su cara.
Solo faltaba una sola cosa que confirmara sus sospechas y fue cuando vio el destello de esa cruz plateada colgando de su cuello que se dio cuenta de que definitivamente era el.
Lucy28 de marzo de 2012

4 Comentarios

  • Davidlg

    ¿Ya lo vez, como siempre puedes mejorar? Felicidades! Todo va viento en popa. Saludos y un abrazo!

    28/03/12 05:03

  • Lucy

    Gracias...la verdad es que me sirvieron de mucho sus consejos gracias a ellos pude mejorar...espero que siga leyendo mis trabajos y dandome su opininon que me es de gran ayuda :D un abrazo!!!

    28/03/12 06:03

  • Davidlg

    Hey! no me hables de usted que me siento viejo, todavía no tengo ni treinta, pero con gusto seguiré disfrutando de tus trabajos

    28/03/12 06:03

  • Lucy

    jajajjjajaja ok :D

    28/03/12 06:03

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