Nunca saldré de ti para decir soledad.
Tu olor me envuelve hacia las montañas y los bosques.
Siempre naceré del susurro de tu respiración.
Has robado tus ojos al mar.
Tus aislados espejos,
aquellos enigmas de honda extensión,
el abismo donde precipitan&
son ráfagas de luces y sombras,
doblan sus rostros
y dejan su voz en la apertura de mi aliento.
Lo bueno de nosotros es ese refrescarnos las sienes, allí, donde pasa el pensamiento.
Se siente bien, ese refrescar las sienes con esos recuerdos que te dicen que no hay soledad cuando el amor fue el protagonista.
Te invito a recuperar la alegría de escribir en tt.
Un abrazo