Y sientes tu cuerpo fatigado
y esa respiración convulsa que te mantiene inquieto...
Nada hay por hacer
más que dar minucioso fin
a tantas horas des-vividas,
Ríos de nada han de correr
antes de que erupcione la calma y se acostumbre.
Más allá, todo lo que haya sido ruptura,
descenderá al fondo de sí misma
silente, desierta y mutilada.
Recién entonces
lo verde se hará corazón
y pulsará savia roja.
La repiracion obrará
cada vez más limpia, más clara, más pausada.
(...la Gracia de la lluvia
el cálido color de la ternura
el crecimiento de la hierba
un vuelo de paloma entrecortado,..)
Que así sea,
por la cruz del creyente,
por lo más hondo de nuestra pequeñez,
por los hijos de los hijos,
por los vientos de setiembre.
-Esa piel de donde huimos, ya no nos pertenece.
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Bellos versos envolviendo el renacer y lo que ha de venir deshaciéndonos de lo que nos sobra y no suma. Un saludo cordial.