Alfred era director creativo de una empresa de publicidad donde, desde que le contrataron, debido a sus éxitos anteriores, se convirtió en el auténtico líder del equipo artístico.
Todos seguían sus doctrinas con fe ciega. Las estrategias trazadas por su talentosa intuición y experiencia hicieron que fuesen, en poco tiempo, la empresa de mayor cotización del sector.
Muy pronto crecieron en volumen de negocio. Pero, al tiempo, algunos pensaron que también debían, y querían, ser líderes del proyecto pensando que su aportación había sido imprescindible.
Lo que consiguieron fue que Alfred dejara de ser líder para forzarlo a tomar las riendas y ser un auténtico jefe.
Y llegado a ese estado pensó que ya no le divertía ese trabajo. Tenía que marcharse porque sabía que ahí no volvería a ser feliz.
Twitter: @luisalserrano
- Seleccionado en La noche de los libros 2016 promovido por la Comunidad Madrileña y organizado por la Escuela de Escritores.
