Caen tus lágrimas resistiendo el muro indolente.
Caen tus lágrimas ...
Gotas de vocablos mudos.
Suenan como piedras ... como hirientes aves en cautiverio.
Suenan como el mártir susurro de un retrato vencido.
Se pierden en el prado desconocido ...
Como un río sin cauce definido.
Caen tus lágrimas.
Despiertan lejos de la jaula.
Desertan y anochece.
Reclama el encuentro de la rendición solícita ...
La comprensión disoluta del escaso entendimiento.
La miseria oculta en la turba roca del sentimiento.
Continúa la sierpe el sendero llano en arena abisal.
Caen tus lágrimas resistiendo el muro indolente.
Caen tus lágrimas ...
Gotas de vocablos mudos.
Temo detenerte cuando hayas dejado el nido sin pudor.
Quedando la pieza sin completar de un delirio oxidado.
Condenando el humor del sutil roce que descansa en el rumor,
De los amantes que han declarado el astuto adiós.
Reclama lo extinto hurtado la huella fósil ...
La ternura desgastada ante el intento consciente.
Los celos que desgarran la negra rosa del puente.
La sierpe descubre las ruinas de un ente accidental.
Caen tus lágrimas resistiendo el muro indolente.
Caen tus lágrimas ...
Gotas de vocablos mudos.
Temo quedarme aceptando la espina de un clavel desertor,
De la creciente y vaga certeza de una evidente aliada.
Ocultando el calor entre las sábanas de un juego delator,
Que en el aire sofocado se destiñe entre la prenda amada.
Reclama el día en rojo la esquiva sombra que demanda ...
El beso maternal, refugio de hierba en ceniza inocente.
El viento mortal de la astuta mirada suelta y doliente.
La sierpe se extravía en el follaje que arde al acechar.
Caen tus lágrimas deshaciendo los hilos del vientre.
Caen tus lágrimas ...
Cuando borre la tentación de la plegaria festiva.
Cuando declare la timidez de la mustia rienda ...
Verás el vuelo como el galope entre el cielo y la tierra
De la simiente interrogación del gesto que esquivas.
Caen tus lágrimas resistiendo el muro indolente.
Caen tus lágrimas ...
Gotas de vocablos mudos.
Suenan como piedras ... como hirientes aves en cautiverio.
Suenan como el fruto que al madurar deshace su debil piel.
Se pierden entre las hojas que arden en la hiel ...
De la infantil mueca de un recado fiel.
Caen tus lágrimas.
Despiertan lejos de la jaula.
Desertan y anochece.
Luis J. Cabré
Me gusto mucho tu poesía.
Un saludo!