Ejecuciones de regaliz,
labios de sangre.
Juegos con final feliz
y cuentos que dejan con hambre.
Palabras de diccionario,
al precio de incomodidad;
oleaje reaccionario,
opiniones del silencio,
de un espíritu embravecido,
un motor que marca estrías.
Un pasado de lejía
y un futuro de campos de trigo.
No dejando que las sutilezas
consigan quebrar mis proezas
y me impidan estar contigo,
o acudir con presteza
a fugarme de tu cielo,
a librarte del castigo.
Sustituiré mi venganza,
por ser tu único testigo.
No quiero dejar mi abandono.
No puedo escribir de otra manera.
No sé escribir mi abandono.
No quiero que te quedes fuera.
Crees que intento usurpar el trono,
desocuparme en errores
o convertirme en icono
de faranduleros o senadores.
Cadenas oxidadas a perpetuidad,
la libertad a tiro de fusil.
Paparazzis por la puerta de atrás,
lágrimas celestes en abril.
Desierto espejo,
dunas de vidrio,
soles de tritio,
momento crítico,
mítico final.
Sin final,
sin puñal,
con un principio de acuerdo.
Con un deje de abandono.
