"Para escribir, describir y prescribir ya no me hace falta ni siquiera la palabra amor"
¿Por qué escribo poesía si no es para morirme de hambre?
Para romper mundos con la fuerza de un gigante
quebrando torres de Babel en el lapso de un instante
canjeando mis delirios al valor que tenían antes.
Me escondo en el refugio que arrebaté de las manos al cadáver de mis sueños incumplidos.
Planifico mi siguiente movimiento, con paciencia, con empeño, con ingenio.
Si fallo me lamento, si caigo no desisto, no me rindo; me reinvento.
Duro lo que dure una leyenda en verso.
Rigen mis instintos proletarios la soledad rebelde y la suerte proxeneta, mientras me extingo a la luz del sol icario que en su amanecer el firmamento agrieta, percibido con mis falsarios cinco sentidos.
"Así lo firmo a día de hoy, desde este lugar del planeta, con todos y cada uno de mis latidos".
[Mientras, en el futuro...]
Hoy es el primer jueves de septiembre. Tengo frío, siento fiebre. Levanto hierros oxidados con calambres rodeado del rechazo de mi gente. Tan muerto de hambre como de sed indiferente.
Yo rompía ritmos y violaba rimas. Cumplía programas.
Yo decidía cuando escribir,
y cuando
no.
Y cuando decía no, era no.
No temo ser poeta por alma ajena,
inspirado por musas poco frecuentes.
Tampoco tropezar por el sendero.
Solo desvirtuar mi amor latente
y escribir, sin control y sincero
pero sin predecir si merece la pena.
I don´t live more cowardly
than the bravest man alive.
