Raídos los cables que sostenían
al funambulista anclado y herido de gravedad
eligió caer.
Salto de fe...
sin caja negra.
Emigró el fénix de los criogenios
pues los versos queman al tacto;
y buscando refugios más lejanos
ardió en almenara antitética
calcinando las platónicas ideas
trocándolas en caja negra.
Fausto y cierra Barataria
y al quebrar los sueños
sin ínfulas ni guerreras hyrkanias
que habiten en ellos,
la realidad es una falacia
y no se ve el Valhalla
sino una caja negra.
Extirpó el mal que llevaba consigo
y lo canjeó por cuatro estrofas mal escritas;
la caja negra no es el enemigo
sino las sazonadas locuras que la evitan.