Al nacer, nacemos
y llevamos el mapa del crecer.
Mi amigo de preescolar,
se ha vuelto pandillero
pero nunca forastero
en ningún bar.
Mi viejo profe
que enseñaba la primaria
aunó su vida
con tremenda mulata.
Veleidad temeraria,
restañado de la herida
suturado con hilo de plata.
Mi hermano a lo suyo,
poniendo a la venta
sus dos dedos de frente;
hay que ser valiente.
Y mi padre ha prometido
no cortarse su perilla
hasta que la puta de Eva
le devuelva su costilla.
Y mi vieja novia
de la que apenas gocé
me visita en sueños
sin razón de ser.
Y la sex-symbol del grupo
escapó de nosotros
sin haber probado sus caderas.
Creo que nunca supo
que buscábamos echarle el lazo.
Menudo estupor,
cuando me enteré de su embarazo.
Vaya latigazo
a nuestro orgullo,
pero el marrón es suyo.
Sigo siendo calavera,
vivo sin besar banderas
y quemando el suelo
a golpe de bota, desgastado.
Tus besos de consuelo
aunque no por uno más
estaré más enamorado.
Ni un paso atrás
pero que conste que te quiero.
Aunque beba whisky,
pierda mi dinero
y conozca a Mrs. Lewinsky,
compañera de clase.
Pasemos, duquesa,
a la siguiente fase.
