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Croatoan (comienzo)

[En primavera, presenté un poemario al Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola, concurso de talla mundial convocado por el Ayuntamiento de Barbastro (Huesca) a mayor gloria de la creación cultural.
El jurado decidió que mi poemario no pasase a segunda ronda, así que no hay ya ningún motivo para no compartirlo.
Esta es la primera parte de CROATOAN. Un relato de un viaje de ida, vuelta e ida. Un reportaje intimista, por así decirlo. Disfrutadlo, si es posible].

Hazme el amor con la pasión
que da la certeza
de saber
que soy la ruina que llena el campo
donde antaño hubo
ciudades enteras.
Rocíame de las gotas que
te devuelva el cristal
al evaporar sin miedo
ideas prohibidas.
Déjale al olvido
las nubes
al galope.
En el vientre de un animal extinto
me refugié del frío
que dejó mi civilización
en animación suspendida.

Dejo pistas de cómo volver,
ya no sé a dónde,
si mi mejor versión
ya no soy yo.

Ay de ti,
príncipe
de las mareas.

Soy la playa cuya arena abreva olas
la huella que pierdes al caminar,
soy la estatua de sal que al mirar lloras,
el viaje de vuelta que no debiste comenzar.
Una palabra tallada en sicomoro,
causa, efecto, razón de todo.
Un destino terrible y oneroso,
pero que en verdad duele
por sufrirlo solo.

Ahora me doy cuenta
que no cambiaré el mundo.
Que no quiero el día del Juicio,
si he de ser yo el loco
que predica la condena eterna
Porque eso puede hacerlo otro...
yo soy el que aspira a un sitio
entre los que no dejan,
nunca, de remar.

Al menos nos queda el consuelo
de saber que hubo cielo
que me cobijaron robles duros.
Altos, indestructibles.
Que la patria goza de calma
porque mi corazón aquí se guarda
y ahora cada latido es sinfonía inacabada,
dulce ritmo al compás de mis entrañas.
Una tierra fértil que se añora
pero no se extraña.


Qué bonito cuando éramos dioses
y la Tierra sendero a nuestro paso.
Cubríamos con papel de seda
los versos que no queríamos
y los guardábamos para hacerlos,
mañana, poesía.
No todo estaba escrito.

Ansioso de más
emprendí caminos
que la Historia no quiso resolver.
Soñaba con ciudades sumergidas,
barcos naufragados sobre los que hundir el mío.
Hasta en fracasar necesité guía.

No quise no saber perder.

Alcancé el Nuevo Mundo con la mitad de esfuerzo
y cuando se me exigió ser el mejor
no supe siquiera imaginar el serlo.
Solo pude escribir en borrador un tratado
de cómo soñar despierto,
la crónica de una fracción de pensamiento.
Quemé las naves al llegar al puerto
y me lancé por la borda
casi desnudo
y sin aliento.
Luko179106 de julio de 2021

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