La Poesía Ni Se Crea Ni Se
Destruye13 de febrero de 2016
por luko1791
No se lo digas a nadie, pero conozco tu secreto.
Sangré los recuerdos de una vida malgastada,
y teñí de escarlata el traje del emperador
con el que me vestí cuando empezó el invierno.
Acepté que todo surge de la nada,
y a ella todo vuelve, en un retorno eterno
y que lo precioso de la piedra es el fulgor.
¡Cómo odio cuando tengo razón
y no es más negra la noche que los días!
Sufro, enclaustrado en mi habitación
el tedioso horror de la existencia cotidiana.
No me atrevo a buscar tesoros enterrados
porque la X ya jamás baliza el premio
y el cofre no merece cavar a duras penas.
Las arañas siguen en sus puestos de combate.
John Wilmot estaría orgulloso.
Leer a los grandes es mi hazaña más pequeña.
Encontraré sombras que el Sol reflejen,
y en alquiler pondré el aladelta icario
para que otros engalanen su caída.
Versaré vidas ajenas, anécdotas a esqueje
y, de gravedad trocada, nuevas asumiré heridas
pues desnudo elijo morir, antes que malvestir un sudario.
Dile a quien te dé la gana que ahora conoces mi secreto.