Antes, tenía miedo de volverte a escribir.
¿Sabes? Pensé que eso sería asumir
que no te quiero lo suficiente
solo por firmar mi cordial entente.
No vas a hacerme sufrir
ni sufrirás si, de repente,
mi corazón se arrepiente
de lo que te quiere decir.
Nunca he querido tanto a una persona;
amor adulto, incondicional y valiente
con el que me atrevo a hacerle frente
a mis estancias, cual rey, en Bayona.
Y como no me gusta mentir
pudiendo cobrar por la verdad,
te cuento mi porvenir.
Sabes que soy así,
que todo lo que vendrá
supera lo que hoy hay aquí.
Hablamos el mismo idioma
pero yo no bailo al compás;
con otros no me voy a medir.
Un beso, mi brava amazona,
que de Galicia hasta Roma,
nuestro viaje, ni queda la mitad.
Lo que no sabes de mí
pronto lo descubrirás
porque como mortal nací
y como inmortal respiro.
El ayer nunca viví
y nuestro futuro lo persigo.
"Nunca lo alcanzarás",
me gritan con saña mis enemigos.
Y "la duquesa me acompaña"
es lo único que digo.
