Qué quieres que te cuente
si apareces de repente
y me acribillas sin detenerte.
No puedo responder,
si no me dejas ver
dónde termina mi suerte.
Donde empieza el camino.
Y dónde, dónde acaba,
esta ruina de Saba,
este alambre de espino.
No tengo nada que ofrecer.
No quiero que pidas,
no deseo que ruegues,
cuando jugando juegues
a ser la reina Midas
y malvendas oro para comer.
Tú puedes ser mejor.
Quieres serlo.
Traficas con palabras de estraperlo.
Rezas porque el amor,
no sea una falacia.
Olvidas, qué desgracia,
lo que te dije aquella vez.
Sigues empeñada en
beber alcohol para calmar tu sed.
Viviré lo que me queda hasta el fin,
viviendo, luchando, cantando, riendo,
sumando, siguiendo, saltando, corriendo,
haciendo lo que pueda para alejarme de aquí.
No quiero, queriendo, que permanezcas conmigo,
pudiendo, por poder, ser solo un amigo.
Que con su amistad te regala canciones,
aunque su opinión es una más entre opiniones.
