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La Cita (segunda y última Parte)

LA CITA (segunda y última parte)


Al día siguiente logró encontrar algo decente que ponerse y se arregló lo mejor que pudo, por suerte le quedaba un resto de colonia que a él le pareció justo el detalle que le faltaba para acudir a una cita romántica. Ya en la carretera se encontró un día frío y húmedo, según se alejaba de la capital una espesa niebla pegada a la carretera le impedía reconocer el lugar por donde transitaba, según avanzaba la niebla comenzó a levantar dejando al descubierto árboles y campos yermos, abrasados por la nieve, un paisaje en blanco y negro bajo un cielo sucio y gris. La carretera discurría entre fábricas de cemento y vaguadas pobladas de chabolas desiertas, unos kilómetros más allá tomó una bifurcación y al poco tiempo vio la señal que anunciaba el pueblo “Tres Cruces” apenas dos hilera de casas y media docena de calles por la que sólo se paseaba un viento gélido, buscó sin resultado un lugar donde tomar algo y recapacitar, consultó el mapa y a la salida del pueblo encontró el camino que le llevaría al hotel La Gloria.

Ella sabia que él no podría resistirse, todo estaba saliendo según sus planes, el hotel en realidad llevaba varios meses cerrado y con el pretexto de una posible compra había conseguido las llaves unos días antes, tiempo más que suficiente para preparar el deseado encuentro. Distribuyó velas y apagó lámparas, encargó fruta vino y dulces y algo de carne. Eligió un dormitorio que en realidad eran dos, separados solamente por una gruesa cortina púrpura, apenas podía soportar la excitación y el nerviosismo que le producían los preparativos, por fin había encontrado a alguien como ella, alguien con quien compartir sus más secretas fantasías y que sabría disfrutar de todo lo que había preparado, él fue en realidad quien la inició en ese arte, oculto, maldito, perseguido.

Él aparcó el coche frente a la única entrada visible y sin bajarse observó el lugar, un caserón de piedra con una enorme puerta de madera y forja, a un costado un tablón anunciaba el nombre del establecimiento, antes de que pudiera curiosear más, la puerta se abrió y apareció ella, dejándola entreabierta le hizo señas con la mano para que se acercara.

—Sabia que no me ibas a defraudar, pasa y ponte cómodo, no te vas a creer la suerte que hemos tenido, ayer por la noche el dueño, un viejo cascarrabias, me dijo que si no me importaba hoy me quedaría sola, que tenia que bajar a la ciudad para hacer unas gestiones, he conseguido que nos deje la cocina repleta de comida, no tenemos que preocuparnos por nada, bueno siéntate donde quieras y dime algo, ¿cómo me encuentras? Tú estás… déjame que te mire.

Julio tardó unos segundos en acomodar la vista la luz de la sala, iluminada solamente por el resplandor de la chimenea y la débil luz de unas velas, casi no la reconoció, la recordaba más alta y con la piel siempre bronceada, ahora su palidez contrastaba con los destellos rojos de los troncos ardiendo y su cabello ya no era rubio ahora era blanco, pero seguía siendo ella, su forma de moverse, de hablar sin dejarte tiempo a contestar, sus ojos un poco más hundidos pero igual de vivos, sus manos, su cuerpo, tal vez algo más delgada…

—Tú… tú estás, mucho mejor de lo que te recordaba, el pelo así te sienta muy bien, y te noto algo distinto, algo que no sabría explicar y que creo que me va a gustar, ¿qué vamos a hacer? ¿Qué tienes pensado? Yo estoy desfallecido, no he podido tomar nada en el camino, el pueblo de al lado está completamente muerto.
—Me lo imaginaba, tengo preparado algo para comer ¿quieres una copa de vino? O prefieres descansar antes, también puedes darte una ducha o un baño, podríamos salir a dar un paseo, pero no te lo aconsejo por los alrededores no hay nada que ver, y con este frío estaremos mejor aquí, no tenemos televisión pero he traído algunos libros que seguro te van a gustar.

—¡Tranquilízate! Tenemos todo el fin de semana, una copa, algo de comer, un baño, un paseo, libros… de momento podíamos comer algo y tomar una copa.

Ella abandonó el salón para dirigirse a lo que debía ser la cocina, al rato volvió con una bandeja con unos finos filetes de carne roja y una botella de vino y dos copas.

—Esto ya es otra cosa, cuando acabe de recobrar el espíritu podrás hacer conmigo lo que quieras, baño, paseo, libros…

Mientras él se reponía del viaje, ella cogió un libro y comenzó a leer en voz alta.

“Cada inspiración me vivificaba, lanzándome a increíbles cotas de seráfica satisfacción. De nuevo mi corazón brincó salvajemente, otra vez latió con velocidad galopante enviando la sangre caliente a recorrer mis venas con meteórico fervor” “Cada cadáver nuevo traído al establecimiento significaba una promesa cumplida de impío regocijo, de irreverentes gratificaciones, una vuelta al arrebatador tumulto de las arterias que transformaba mi hosco trabajo en devota dedicación... aunque cada satisfacción carnal tiene su precio”.

Antes de que pudiera terminar Julio se aproximo con la copa de vino y la interrumpió.

—¡Brindo por eso! debí imaginármelo, las casualidades no existen, tú y yo seguimos compartiendo las mismas aficiones, no puedo esperar más enséñame lo que tienes preparado.

Ella tomó su copa y le condujo por una estrecha escalera al piso superior, según ascendían el aire se volvía mas denso y se cargaba de un olor entre agrio y dulce que los dos aspiraban entrecortadamente, sintiendo como sus corazones se aceleraban, abrió la puerta y le mostró el dormitorio elegido, una oscura habitación débilmente iluminada, con una antigua cama de hierro y al fondo unas pesadas cortinas que ocultaban algo, él cruzó la habitación y las descorrió lo suficiente para sentir en el rostro un embriagador hedor.

Se arrancaron la ropa, se abrazaron, se besaron, se mordieron, hicieron el amor salvajemente, con furia, con rabia, como si el mundo se terminara, como si fuera la primera o la última vez, secretamente felices de haberse reencontrado.


Lumen.


Lumen02 de febrero de 2010

2 Comentarios

  • Vocesdelibertad

    Lumen:

    Me tenes sentada en la silla, leyendo de principio a fin, pensé que moriría! pero quedo intrigada con el embriagador hedor y tal parece que es la parte final...

    Eres muy bueno para el suspenso, pero para mí hace falta conocer el final final.

    Saludos,

    03/02/10 05:02

  • Lumen

    Gracias por tu lectura y tu comentario, ¿quieres saber el final? a mi me gusta que sea la imaginación del lector la que ponga, la violencia, los muertos, el sexo, y ¿por qué debemos saberlo todo de cada historía?
    Nos leemos.

    04/02/10 05:02

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