Hoy es uno de esos días en los que te vivo de nuevo. Y puedo verte, sentirte acá. Uno de esos días en los que no es necesario luchar para encontrarte.
Y no duermo para no soñarte, porque sé que cuando despierte voy a estar vacía una vez más.
Me falta el aire, mi corazón corre, te busco y ya no estás.
Me ahogo.
Quedo vacía.
Como cuando de la manera más cálida y esperanzadora, me sostuviste.
Creyendo que solo era cuestión de tiempo para reencontrarte.

Y me avivé con la misma pasión que se enciende un fogón, pero me consumí rápido.

Hoy es uno de esos días en los que, el fuego que siento en el pecho, arde tanto que ya ni duele.
Esos días en los que quiero gritar pero ya no tengo voz.

Te revivo.

Y junto a vos viene la agonía del adiós, el dolor, la desesperanza, el pinchazo que sentí en el alma cuando te toqué por última vez.

Pude sentir tus dedos clavándose en cada rincón de mi piel, y el dolor depositándose en cada parte de mi alma.

¿Dónde estás?

Tus ojos, siempre tan poderosos, tan gigantes; no me soltaban. Tu mirada infinita, brillante; la constelación más hermosa que alguna vez pude admirar& Eras vos.
Pero dolías.

Te tenías que ir,
te tenía que soltar,
Y vos
a
mí.

Porque siempre te sueño.
Y nunca voy a poder explicarte en palabras cuánto doliste y cuánto doles.
Cuánto estuviste y cuánto no ves.
Cuánto amor me costó dejarte ir, sabiendo que no volverías.

Y solo a veces,
cuando te quiero cerca,
cuando busco y no te encuentro,
me leo.
Y al leerme te revivo.
Y cada tanto te anhelo un poquito más.

Como esos días en los que eras vos quien me enseñaba a sentir todo o a no sentir nada,
a vivir con locura o a no expresar alma.

Eras mi hogar,
lo que siempre había buscado y el norte tan deseado.

Hasta que me perdí, desperté,
Y entendí.

Que nunca estuviste,
que solo en un sueño reviviste.

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos