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Piel de Cemento.

Vaya día para trabajar en la construcción, treinta y dos grados aparte no sopla nada de aire.
Los camiones de hormigón entran muy seguidos los oficiales encofradores con sus peones, dan buena cuenta de ello, no todo el mundo vale para este oficio, tienes que tener un cuerpo, piel, manos muy resistentes además de fuerza y saber trabajar en equipo.
Los ferrallistas, montan sus estructuras de varas de hierro sujetas con alambre a pleno Sol y muchos sin camiseta, se les ve enrojecido como el mismo hierro en una fundición, pero no dejan de montar las estructuras y no se ponen la camiseta, por más calor y Sol que haga, están rojos hasta los que vienen de Senegal aquí a la construcción.
El hotel, tiene que acabarse, como muy tarde antes de febrero.
Dice uno de los capataces que ha hablado con los jefes.
Uno de los carteles reza, prohibido el uso del móvil, aparte de entretener puede ser muy peligroso, enfrascarte en una conversación con la novia, mujer, amigo/a y no darte cuenta de que tienes detrás una excavadora de varias toneladas, transportando tierra y el conductor no te haya visto, mas de una vez ha pasado.
Los albañiles con gran habilidad, esparcen el cemento sobre los ladrillos y el trasiego de peones que van y vienen hacia la hormigonera, es frenético a uno se le cae un cubo, al tropezar de cansancio y el oficial lo mira furioso, pero al momento le grita.
¡Vamos, Vamos, deja de recoger esa mierda y vuelve a por más cemento!
Los jefes de obra, miran como les va llegando todo el material, uno el más viejo, para sus adentros piensa que parece que todo lo que llega, cemento, hormigón y ladrillos no son de la calidad de cuando él empezó, pero piensa en todo el trabajo que habrá de necesitar, solo en mantenimiento, cuando el mega hotel se acabe y empiecen los desperfectos, junto con grietas y desprendimiento de losas de la fachada, mucho trabajo para los operarios de mantenimiento, que tendrá que hacer horas extra si se las pagan.
Afuera de la zona de obras, aparecen dos mujeres de mediana edad, con mochilas y neveras de playa, cargadas con cerveza fría y algunas coca-colas visten hermosas pero tienen pagos también.
Algunos jefes de obra y los encargados de confianza, hacen una pequeña parada para tomar cerveza y echarlas un piropo, un buen rato para afrontar la responsabilidad.
Y por fin llega la tan ansiada hora de la comida, donde los bares y restaurantes se ponen hasta arriba y los platos, jarras de cerveza fría, coca colas y demás, son vaciadas de las neveras a la velocidad del guepardo.
Un ladrillo, un universo, un ecosistema como diría Stephen Hawking

Relato Manu Cueva.
Manucueva06 de septiembre de 2012

2 Comentarios

  • Nemo

    Muy bueno!... Lo veo y vivo a diario pues a eso me dedico. También me causa admiración el aguante que tienen los trabajadores.
    Me agrada ese vistazo que nos regalas.
    Saludos y como es la primera vez que te veo por aquí, Bienvenido.

    06/09/12 05:09

  • Manucueva

    Gracias, saludos yo me he dedicado a eso también.

    06/09/12 08:09

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