Él acostado, sostenía su celular con una mano. Ella se acercó despacio. Se sentó y lo miró fijo. Giró la cabeza para verla y sonrió sin mostrar los dientes como dándole permiso para que se acostara.
El pasó su mano por las manos de ella y la acarició suavemente mientras bajala la pantalla con su dedo pulgar.
- Sabes que tengo miedo ¿No? - dijo ella en voz baja.
- ¿De? - susurro´.
Todo se volvió silencio.
- Lo de siempre, ya te lo dije antes.
- No sé de qué hablas.
Ella tomo aire.
- De...de morir sola.
- Todos lo hacemos- dijo convencido.
- Si, ya sé, pero, no sé. De no haber disfrutado junto a alguien los últimos tiempos.
Se dio vuelta y la rodeo con los brazos.
- Yo voy a estar con vos.
Afuera se escucharon los primeros truenos.
Me ha gustado tu forma de plasmar un momento de intimidad en la que se unen las almas y se acarician las entrañas de forma cómplice.
Un saludo.