Advertía ya esta mañana el frescor de la libertad, saliente y victoriosa entre el aire maloliente y sobrecargado de mi celda.
Diez años de amarga y repugnante pena han servido para reconocer mi inocencia, y mientras tanto yo, sediento del verde olor herbaceo de mi tierra, sediento del perfume de la mojada leña, sediento de aspirar la vida en libertad, me he hartgado de secar estas lágrimas que como fétidas aguas de un pozo se entancaban en mis ojos, He saboreado agriamente el hedor de las ratas insconcientes ellas de su nauseabunda presencia. Mi estómago ha sido vertedero de comidas que yo esforzadamente digería, paralizando para ello mi olfato. Y que decir tiene de mi repelante aspecto: mi ropa, pobremente zurcida por estas rugosas manos, mi rostro, amargo como la presencia del dolor que penetrante invade la esencia de la felicidad.
Recuerdo arrinconado será todo cuando el perfume de mi hogar entre olímpicamente por todos mis sentidos: el olor del puchero abriéndose camino gloriosamente por la chimenea, la fragancia de su cuerpo aspirada por las noches...
Y olvido será todo cuando mi rostro empieza a olfatear la Fortuna, mientras esta me sonríe señalando entre bálsamos de rosas las pisadas de mi nueva vida.
Pero..., ¡Ay destino!, quien supiera ahora, mientras las llaves de oro se preparan para dejar suelto su presa enfurecida, quien supiera que no vas a brindar a mi permanente anhelo rumbos que quemarán ese pisar. Y quien sabe si borracho de cobardía no me rebajaré ante tus dulces rosas, que esconden tras de sí espinas punzantes, espinas letales bañadas de roja sangre.
¡Hay de mi corazón que llueve sueños celestiales!, si tras las puertas levanto ciego mi vuelo hacia las fragancias y sabores que egoistas corrompen la alegría humana. Veo que fuera crepitan aún las llamaradas que me hicieron huesped y anfitrion de este mundo de paredes que ahora mendiga tantos años perdidos.
Mi desahogo es tan solo un canto escrito al aires, que desde las puertas de mi celda como un nuevo ser grito y lloro...

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos

2 Comentarios

• 

  Mejorana

  No todas las cárceles están entre la rejas.
  Hay otras cárceles más sofisticadas de las que no es tan fácil salir.
  Buena entrada.
  

  23/09/10 08:09

• 

  Mari

  Gracias Demecles y Mejorana por los comentarios. Soy de Canarias y aquí no hay carcel, hay paraiso. Este texto lo escribí en mi epoca de estudiante y gracias a esta página lo he sacado del baúl de los recuerdos.
  

  16/10/10 11:10