Flotando viene el aire a calentarse
a los rayos en reborde de tus ojos en crepúsculo.
Cuando de pronto, en rápida sorpresa,
tus pestañas desnudas como el mar en los peces
sin romper el silencio aleteando se ciernen
sobre su propia creación de cinco noches
sin luna, sin tiempo, como locas de movimiento.
Entonces las espadas persas de tu mirada
hilvanan unas hebras de la brisa transparente
para bordar los destellos del diamante
en la costa donde rompen las olas
de un océano llamado iris.
Hermoso poema Feli, escribes con una profunda melancolía. Hacía mucho que no publicabas, te animo a que lo hagas más seguido, es un placer leerte.
Un cariñoso abrazo amiga.
Un poema precioso, los ojos pueden ser océanos inmensos donde cabe una eternidad de emociones. Te confieso que lo he leído media docena de veces y todas ellas con emoción en los ojos.
Elisa.