Vuelvo casi sin quererlo a las viejas andadas. Buscando consuelo entre las letras, entre los viejos recuerdos y en mis propias memorias.
Vuelvo porque mi conciencia ya no está tranquila. Porque dejé de ser quien era y renuncié a mis viejos hábitos y momentos de soledad por momentos de compañía. ¿Quién me iba a decir que echaría tanto de menos momentos de soledad? Silencio, música, yo y nadie mas. Mis pensamientos fluyendo y el teclado ardiendo entre ideas.
Ya no soy quien era, ni quiero serlo. Porque a pesar de los pesares, ya no tengo miedo al mundo. Ahora no busco ser consolada, sino consolar; ser entendida sino comprender. Porque solo perdonando se es perdonado y solo dando es que se recibe.
Porque la gente ya no me hiere, todo eso está superado. Porque ahora mi enemiga y mi mejor amiga soy yo misma. Porque ahora mis metas y mis normas las pongo yo.