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La Comida

Y allí estaba yo, encerrada en una sala con gente desconocida, o quizá no tanto. Los conocidos quisiera no tenerlos tan cerca, demasiado lejos de la amistad para mi gusto. Era una reunión forzada, fui invitada por mi Maestro.
Quise decirle que no me encontraba agusto allí, pero no hizo falta, demasiadas señales para estar tan cerca.
Cogió mis manos y las colocó entre las suyas y me dijo:
-No te preocupes mujer, no es necesario que saludes ni siquiera que digas que estás aquí. Tan solo eres importante para mí, y por eso estás aquí.
Muda contesté, mis ojos revelaban datos más profundos que las palabras.
-Siente la energía, yo quiero que estés -me dijo apretándome las manos-. Es mi sueño, por favor, no lo rompas.
Era verdad, sus manos transmitían una sensación cálida que se transmitía desde las suyas a las mías y desde allí corría brazos arriba con el extraño poder de calmar mis palpitaciones y mi inseguridad.
-Maestro, ¿es necesario todo esto? -pregunté con voz ianudible.
Fue él el que descartó a la respuesta y por toda explicación recibí una amplia sonrisa que me sumergió en la travesura.
Era su sueño, y yo iba a hacerlo bien. o eso pensaba yo.
Mi parte toro no había dicho nada aún, y en cuanto alguien levantó la prenda roja ya era tarde para parar la embestida.
Pocas palabras fueron suficientes para echarlo todo a perder. No las recuerdo bien... Lo que sí recuerdo es que no di tiempo a que fuesen repetidas, de un cabezazo derribé a aquella ballena de dientes cubiertos de algas podridas.
Su acompañante o lo que fuese, intentó enzarzarse conmigo, tarde para él desgraciadamente, el astado embestía de nuevo con mayor impetú, de tal forma que cayó sobre ella magullándola aún más.
-Lo siento Maestro, ambos sabíamos que no era una buena idea.
No supe dar mayores aclaraciones, y salí enfurecida aunque menos que arrepentida por dejarme llevar por ese instinto animal que me supera en ánimo y fuerzas.
Él salió tras de mí, mi Maestro, y me agarró por el brazo justo antes de que se cerrase el portalón de aquel ampuloso restaurante que minutos antes me había dejado pasmada.
-Por eso quise que vinieras. Ahora vuelve a tu sitio, te presentaré al resto de los invitados.
Lo dijo tan tranquilo que pensé que aquello no podía ser real.
El servicio de comedor retiró a aquellos dos personajes, y los demás hicieron como si nada hubiese pasado. Un alivio general se respiraba en el ambiente, pero yo seguía sin entender nada.
-Puestos cada uno en su lugar comencemos la ceremonia.... -el Maestro hablaba; en algún momento me guiñó un ojo complice.
La comida fue un exito.
Marinera24 de enero de 2012

4 Comentarios

  • Agora

    .. toma ya!
    tu si que eres una maestra de las letras!
    me ha gustado mucho "el juego"...!
    felicidades Marinera!

    24/01/12 08:01

  • Serge

    La comida fue un exito de verdad. El maestro te llevo adrede jejejeje...

    Un gusto volverte a leer.

    Serge.

    24/01/12 10:01

  • Marinera

    A Agora: El juego está en contar si contar, puede que lo haya conseguido o puede que no, pero lo he intentado.
    Gracias por tus palabras, me hacen sentir bien.
    Un beso.

    25/01/12 12:01

  • Marinera

    A Serge: Jajajjaja, si la pare toro no racionaliza las órdenes, jejejej la parte humana se pierde, es un caos. Pero se ve que era imprescindible hacerlo.
    Gracias por tu sonrisa, con ello noto que he logrado el objetivo.
    Un beso.

    25/01/12 12:01

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