La luz de las farolas ilumina el rostro de un diablo que pasea pensativo por la ciudad. Buscando la fechoría mas cruel para realizar, un aperitivo para sus ansias de destrucción.
La ventana de una casa, a altas horas se encuentra iluminada, él se acerca para observar.
Dentro hay una chica joven durmiendo en el sofá frente al televisor aun encendido. Se dirige a la puerta de la casa y la intenta abrir esperando que no tuviera la llave echada, pero esta totalmente cerrada. No lo piensa y de un codazo rompe un cuadrado de cristal de los ocho que decoran la puerta. Mete la mano por el hueco y abre con la llave que esta puesta al otro lado de la cerradura. De una patada estampa la puerta en la pared rompiendo otros dos o tres cristales. Entra decisivo, examinando en la oscuridad la entradita de la casa. Va hacia la habitación que tiene la luz encendida, entra y ve que la chica no esta sentada en el sofá. Mira por toda la sala, pero no esta. A toda prisa y con mucha furia recorre cada habitación de la casa hasta encontrarla metida en la bañera del baño de arriba. Ella al verlo, temblorosa comienza a gritar. Él se irrita aun mas al oírla, agarra la alcachofa de ducha y como si fuera un látigo empieza a golpearla con toda su ira en la cabeza hasta dejarla sin sentido
o muerta. Ni lo sabe ni le interesa, solo para cuando ella deja de gritar.
La pared esta salpicada de rojo, y por el desagüe se pierde un fino hilo de sangre que brota de una escandalosa herida en la frente de la chica. Toda esa escena le hace sentir pleno eufórico y feliz. Se disponía a desabrocharse los pantalones para violar el cuerpo de la pobre chica que no paraba de sangrar, cuando de repente escucha a pocas calles de allí sirenas de policía, ella los había llamado antes, al escuchar los ruidos fuera.
Con mucha lastima mira el cuerpo, se agacha la besa en los labios y sale del baño lamentando no haberla podido poseer. Baja a toda prisa las escaleras, pero la policía ya esta dentro de la casa revisando las habitaciones. A media escalera se para, ve que la puerta de la calle sigue abierta y un policía que sale de la sala de estar. De un salto baja cinco escalones y sale corriendo hacia la calle. El policía al verlo da la voz de alarma a sus compañeros.
-Es el, el prófugo, que no escape!!!
El sabe que lo buscan por múltiples delitos, por escapar de la cárcel y ahora por esta nueva fechoría. Esta condenado a muerte, y lo mandaron a ejecutar, pero cada célula de su cuerpo esta compuesta por cruel veneno mortal, y ni siquiera con una inyección letal se le pudo aplacar.
Va corriendo por la calle y los policías detrás, que al darse cuenta de que no lo pueden alcanzar abren fuero ciego contra el. Recibe varios impactos en la espalda, en la pierna y otro en la mano, pero sigue corriendo como un purasangre hasta perderse en la oscuridad. Ya casi sin fuerzas, arrastrándose logra colarse por una alcantarilla y se queda escondido esperando el amanecer. Sabe que en su estado no puede huir mas, lo atraparían.
En total tiene seis impactos de bala en su cuerpo, pero el de la mano es el que menos le gusta, la va a perder.
Se queda mirándola.
Una mosca se acerca a la herida, la ronda indecisa y se posa sobre ella. Pone sus larvas y echa a volar. Los gusanos hambrientos excitados por el olor de la carne fresca comienzan a devorar. Sabor de amarga hiel los hace enloquecer.
Los gusanos se retuercen en la herida, casi quieren gritar.
El escupe, derrama su saliva sobre ellos y terminan de agonizar.
Gusanos muertos, sin vida, pudriéndose dentro de la herida que rápidamente se empieza a cerrar.
Queda guardad la ignorancia de una madre en un pozo de carne sellado para siempre jamás.
Heridas cerradas no sanaron a tiempo por corazón parado; piedra en el pecho impregnada de negro odio.
Bajo la luz de las farolas fluye el olor del muerto que ahuyenta las moscas
Existencia muerta
Maldición en gesta