Una tarde cualquiera
un soplo de viento traerá tu piel nívea
y me recordará que no estás.
Soplará en mi alma.
Dibujará el vestido blanco en mi cintura
y me recordará que tus manos ya no me ciñen.
Esperaré de pie,
con las plantas clavadas en las rocas.
Barco anclado en la inmensidad de tu mar
corroído por las olas.
Una tarde cualquiera
un soplo de viento silbará tu nombre
y me recordará que no estás.
Miraré mis manos que ya no serán mías,
que serán tuyas,
vacías de todo y llenas de nada.
Es un hermoso poema, permite que te regale una canción...
si no es de tu agrado puedes borrar este comentario.
Saludos cordiales...