Hormigas enlutadas
En un lugar de las afueras de una ciudad que nadie sabe
camina un rosario de hormigas enlutadas.
Viudas de guerra,
novias que perdieron a sus hombres
en una lucha vana por el poder y la gloria de avaricias ajenas.
Huérfanas de manos poderosas en sus vientres
en noches de luna oscura
y alboradas.
Tú no me dejes nunca , le decía,
Claro que no mi vida, claro que no.
Siempre vendré a buscarte.
¿Por qué lloras?
Y siguió caminando en procesión
como un avemaría más de aquel rosario
de hormigas enlutadas.
Adónde irá la noche
que nunca quiere amanecer.
¿Cuántas viudas hay en Irak?
Dicen que cientos de miles. Tal vez más.
Recuerdo una fotografía en las islas Azores.
Quién podría olvidarla.
¿Sabrán los niños algo de ésto?
De qué.
De lo de la foto. ¿Sabrán algo?
Puede que sí y puede que no. Nadie puede decirlo.
No hay pañuelos que limpien los mocos de los niños.
Las piedras están llorando.