Por un momento llegué a pensar que soltarías una de tus palabras. Me miré buscando mi mejor gesto y cuando volví ya no estabas.
Una manía la mía el decir adios antes de marcharme y sacar el paraguas en pleno junio. Justo cuando no llueve.
Me falta interés, me pierdo entre los trigales con una vida por delante y una baraja de cartas cayendo sobre mi vientre, ahora que no necesito azar.
Bajo las olas de trigo.
[...] No te diste cuenta de que todo estaba perdido y bajo mi paraguas quedaban ganas de jugar [...].
Aunque lo pienses, no.
No estoy triste.
Me conformo.
Vuelvo a mis cosas de jardinero sin manos, con un único interés.
Y no es cansancio, ni tampoco vicio a mojar vidas agotadas.
Es simplemente volver, sin resignación ni ira.
Me pierdo en el campo infinito, amarillo reseco, olas sin ruido.
Con un único interés, cosechar rosas en tu ombligo.