Asustado, fuerte.
No encuentro palabras y me marcho corriendo.
Te he robado la pluma que escondías en el bolso.
Me marcho sin mirar atrás.
Choco con la masa que baila, débil, tenso.
Necesito marcharme lejos y no volver a hablar.
Y sé que incluso cuando me encuentro solo, hay ganas de vivir.
Pero me siento herido, solo, ruborizado.
Y me da miedo responder.
Las injusticias gritan demasiado fuerte.
Dejadme llorar. Quiero ser el extraño que nadie comprende, quiero ser la voz que solo escuchan los oídos descompuestos, putrefactos.
Quiero ser yo, en mi imperfección más absoluta.
Dejad que sólo me entiendan mis dedos, dejad que desaparezca cada lunes bajo esta mesa y con tu pluma robada invoque a la libertad de los locos que aman.