No te creas, no es tan fácil mantenerte siempre al pie del cañón. Los errores cometidos a veces me hunden y el tiempo me presiona constantemente. Los años me pesan cada vez más y la familia... ya me aburren.
Algunos amigos me han decepcionado, y hasta mi ciudad parece degradarse poco a poco. Me puedo estancar, de hecho, estuve estancada durante mucho tiempo. En fin, las situaciones pueden repetirse y todo esto... al final puede cambiarte completamente.
Pero... ¿Y QUÉ?
Yo sigo adelante. Si quiero algo voy a por ello. Nadie me lo impone, soy así de naturaleza, no puedo dejar nada sin terminar y menos si algunos creen que no seré capaz de hacerlo. Es más, me gusta este juego. A ver quién gana.
Y me la suda todo lo demás y los demás. Me da igual el tiempo, los años. Lucho. Mas bien, peleo. Peleo con todas mis fuerzas y demuestro lo que soy capaz de hacer constantemente, aunque no es fácil, pero nada es suficiente para hacerme tirar la toalla. Y si me caigo me levanto y si me hundo levanto bien la cabeza, porque no he matado a nadie.
Sí, me siento orgullosa de mí; De mi y de lo que estoy haciendo. Orgullosa por seguir lo que muchos otros han abandonado o ni siquiera han intentado por miedo a fracasar; Orgullosa porque nadie cree en mí menos tú y yo. Sí, me siento orgullosa de eso.
Y sobretodo, me siento orgullosa porque cojo las fuerzas suficientes para seguir adelante de este orgullo. El orgullo de ser persistente, pesada, cabezona, desconfiada, desafiante, competitiva y exigente. El orgullo de querer conseguir algo que me está costando casi todo lo que tengo.
Pero es lo que hay. Es lo que quiero. Es lo que soy.
Y me da igual lo que se diga.
Me siento orgullosa de aquellos que ingenuamente me han dejado por caso perdido; Orgullosa por aquellos que creen que ya he fracasado y que no iré más allá de donde estoy ahora.
Para aquellos es un fracaso, pero para mí es todo un reto.
Para aquellos es un caso perdido, para mí es la verdadera victoria.
Para aquellos es perder el tiempo, para mí es darles en la boca.
