Los que miramos lo hacemos a escondidas.
Nos ocultamos tras los cristales azules y las sabanas rojas.
Los que miramos tenemos que hablarnos al oído.
Los que miramos no nos tendremos aunque fuimos más el uno del otro de lo que el otro es de la una y la una es del otro.
Los que miramos nos contamos las cosas aquí.
Los que miramos gritamos por escrito.
Sentimos a gritos en una pantalla.
Los que miramos vivimos de sueños e ilusiones, de dolor y frustración, de amor e impotencia.
Aún así, los que miramos no cerramos los ojos.