En el patio de la abuela
entre naranjos y limoneros,
nos tirábamos los platos
y hacíamos reales pucheros.
El hermano era el papá
la hermana hacía de hija
y entre líos de familia
peleábamos por ser mamá.
Todo eran risas y alegrías
lentejas por aquí y allá,
el arroz no se pegaba
y el postre siempre se helaba.
Eran años de casitas,
de juegos a ser mayor,
de tiempo dejado atrás
que nunca se olvidará.
Los años han ido pasando
y ahora no hay juego de sueños,
aunque seguimos soñando,
ya no hay peleas por ser mamá
porque ahora... lo somos de verdad.
Que maravilla de poema, es precioso, me gustado muchísimo, me ha llevado hacia mi niñez.
Te felicito, es realmente un poema precioso.
Un abrazo.
Pol.