Querido tú...
Esta noche me invaden los recuerdos, me llenan el alma las imágenes de un pasado que quedó roto con todo un futuro por delante, de un sueño tan real como irreal en este instante...
Cantaban los pájaros al amanecer mientras en tus brazos sentÃa el calor de tu cuerpo, podÃa morir en ese segundo y para nada me hubiese importado en un momento asÃ...
Pero no morÃ, aunque el sabor de tus besos me transportaba más allá de esas sábanas que cubrÃan nuestros cuerpos... Yo no me fui, no me dejaron tus brazos...
Tú me susurrabas canciones al oÃdo, me deleitabas con tu voz dulce y serena, yo te escuchaba emocionada, con miedo de que alguien perturbase ese placer.
Una canción saliendo el sol, un nuevo dÃa para los dos y al despedirnos la promesa de reencontrarnos nuevamente al final de la rutina.
Una noche, una espera, una cama frÃa, una llamada, un techo que se desploma, y no me sepultó...
EgoÃstamente querÃa ser la primera, pensé no poder soportar el sufrimiento de perderte, lo desee mil veces pero nadie me escuchó... nadie... no me llevó la primera, no me llevó...
No se llevó mi cuerpo, pero partió todo lo que pudo y más mi corazón...
Todas las noches te siento cerca de mÃ, aunque no estés y cuando llega la mañana oigo tus canciones, tus risas, el trinar de los pájaros, pero ya no me detienen tus brazos, ya no me acurrucan con ese calor tan especial, ese desear que todos los dÃas fuesen domingo se terminó...
Todo tiene un principio y final, nunca sabemos cuando empieza algo, mucho menos cuando llega el momento de su fin. Probablemente para ambos el final de esta historia llegó antes de lo esperado, mucho antes de lo deseado, pero cada trozo de este roto corazón siempre llevará tu nombre, porque tú plantaste todo lo bueno que en ti habÃa, tú alimentaste dÃa a dÃa eso que dio lugar a llamarse amor y aunque las prisas de la vida se encargaron de llevarte, la pena de mi ser nunca se cansará de recordarte...
Lo que era una orilla que miraba al horizonte de esperanza, lo que era mar abierto, a veces en calma, a veces repleto de olas que hacÃan vibrar ambos cuerpos, se ha convertido en un desierto de arenas y de viento... Paisajes diversos, vidas distintas...
Yo que creÃa no poder vivir en un desierto, yo que pensé morir de sed sin tus besos, sigo aquÃ...
sigo viviendo, esperando llegue el dÃa de reencontrarme contigo en ese puerto...
Amor, siempre... será siempre...
A propuesta de EnlabasÃlica me he animado a participar dejando esta carta de amor, y asà como ella os invito a tod@s a participar.
Gracias por atender mi propuesta, y hacerlo, además, tan rápido y con texto tan delicado.
Terrible el desamor. Pero cuando hubo un encuentro bello, bello se recordará incluso en el dolor del olvido...
EscribÃ, hace ya tiempo, un pequeño poema que tras tu carta, vendrÃa mucho al caso
Ultimo beso
Amor...
Ahora que ya todo
se ha acabado,
te dejare mi último
y postrero beso.
Escanciaré el licor
del amor imposible
con mano firme,
sin derramarlo.
Beberé de tu boca,
otra copa no preciso,
y apuraré, si puedo,
este último trago
Amor...
Ahora que ya todo
se ha acabado,
te dejaré mi último
y definitivo beso
Un saludo, Namari. Y gracias.