Eliges de nuevo,
vuelves a ella...
la que te lleva a la
amargura,
la que te aleja de tu cordura,
la que te engaña,
la que te pierde,
la que prefieres para abstraerte.
Yo no lo entiendo...
¿tanto te da?
No ves que te quita tu libertad.
¡¡Maldita bebida!!
¡¡¡Maldito inventor!!
Maldigo ese trago cautivador...
Qué hipócritas que somos con este asunto en España, que somos promesa de alcohol para el mundo. Cómo lo justificamos, cómo lo toleramos pero eso sí quien lo consuma que esté bien lejos de nuestras ventanas