Las ganas era insoportables, parecían animales en celo por primera vez, tratando de saciar el deseo que fluía por sus cuerpos; en un arranque pasional la puso de espaldas y se la cogió apoyada en un Ford. La calle estaba dormida y mal iluminada; dentro de alguna de las casas se escuchaba el rumor apagado del televisor. Para que no gritara le puso un dedo en la boca, la arremetida era salvaje; ¿en qué momento pasaría alguien y los vería? La idea de una par de animales le pasó por la mente. ¿Qué no eso somos en realidad?
Somos animales en la salvaje expresi?n l?dica de la palabra. Y es en ese salvajismo donde radica la existencia de la verdadera significaci?n de dicha palabra.