Se va abriendo la costura de tanto usarla.
De tanto dolerla en tu entrepierna, entre tus nalgas.
Y un día te sientas al volver del trabajo y se zafan los hilos,
No te sorprende su fragilidad, lo esperabas de cualquier modo,
pero a medida que se descuece a un costado,
también un gesto de rabia te hala la esquina de la boca.
Te resistes a botarla, a librarte de un vez por todas.
¿No es así como nos aferramos a juicios innecesarios?
Las ligas tal como "telarañas" simulan una trampa,
una trampa ilusoria, es tu mente la que no se suelta,
la que no se despide,
la que te amarra a una pantaleta rota, a una idea gastada y ridícula.
Hola, narizmojada. Es una pena que se me rompan los pantalones, o los zapatos cuando más cómodos los siento. Digo: ¡uyyy, qué pena! y a comprarse otros nuevos. Pero cuando me se caen los esquemas mentales delante de los morros, intento remendarlos como una posesa, ¿por qué esta cabezota mía no será más espabilada?
Gracias por la reflexión, siempre un gusto leerte.