Llega un día en el que ves todo mucho más claro. Da igual si está nublado ahí afuera. Da igual si llueve. Tú has abierto los ojos esa mañana con el único propósito de darte cuenta de las cosas. No siempre llega el día cuando queremos que llegue, pero es que olvidamos que olvidar merece su tiempo. Ese día todo cambia, decides mirar al futuro más cercano en vez de al pasado más lejano. Decides que hoy vas a ser tú, tú y tú y si queda algo después de todo eso, también va a ser para ti. Porque te lo mereces, porque has luchado por merecerlo. Cuando avanzas, el mundo conspira contigo y no contra ti. Te hace ver que quien siempre creíste hecho para ti, nunca mereció realmente la pena. Algo cambia, algo te sonríe. Y empiezas a ver que los días grises también son bonitos y que un mal día lo tiene cualquiera. Porque algo ha querido que te comas el mundo esta mañana, y nada te lo va a estropear. Hace un buen día para ser feliz, ¿no crees?

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