Se Acabó.
Se acabó. Después de idas y venidas, de segundas oportunidades, de terceras e incluso de cuartas. No estamos hechos el uno para el otro y ¿sabes? no te culpo de nada.
Solo puedo agradecerte los momentos que me has hecho pasar. Las tardes tumbados en la cama mirándonos, tu sonrisa, ese brillo de ojos, esas palabras susurradas, esos gestos delante de la gente y disimular cuando nos veían... y sobre todo, tus besos. Esos besos dulces, delicados, sentidos... tus labios rozando con los míos. Eras la persona por la que me levantaba cada día con una sonrisa y en la última persona en la que pensaba al acostarme, eras mi confidente, mi amigo, mi mundo.
Quizá debe pasar un tiempo para que podamos volver a hablar, pero, estoy segura, que en unos meses seremos buenos amigos.
