Indigo
Persistir en una constante presencia
no es una muestra de mayor aprecio.
Terminamos por no saber qué decir,
o lo que es lo mismo rozamos la hipocresía
de la buena educación.
Pudiera manifestarse diversas variables al comentar determinado texto:
A- Comentar por (o con) simpatía por la o el autor que escribe determinado texto.
B- Gusto por la temática expuesta del escribiente, la calidad, inteligencia expuesta, pulcritud en el lenguaje, o hasta por lo ingenuo del tema, etc. (Me inserto en este punto, aprecio enormemente la inteligencia y sagacidad del escribiente).
C- Comentar combinando aprecio personal y por la temática del que escribe. (Me inserto en este punto, lamentable pasar por alto algún@s autor@s o sus textos.
D- Comentar determinado texto o a determinada persona, como manera de proyectarme. (No utilizo esta estrategia).
E- Comentar por retribución al haber sido comentado por determinada persona. (Un comentario inteligente o dado en el momento que lo necesito bien por estado de ánimo decaído, por pasar un mal rato, merece retribución).
F- Responder a los comentarios que me hacen.
Siempre respondo a lo que se me comenta, no juzgo al que no responde mi comentario ( Sin embargo, me gusta la respuesta), no obstante al yo responder los comentarios, me complemento como emisor-receptor, es decir, me desnudo, ofrezco parte de mi personalidad, algo más de detalles. Ante mi respuesta (que es pública) cabe el detractor, bienvenido sea, se propicia el debate y se enriquece el tema expuesto.
No hay reglas establecidas, todos ejercemos formas de poder sutiles al comentar en algún instante, otras, se comenta directamente sin mucha sutileza y a todos nos gusta aparecer en lista, o ser leído. El comentario se hace o no de acuerdo a la formación recibida, es decir aprendida, por el desarrollo personal alcanzado o al grado de sintonía por lo leído. Se hace, de acuerdo al nivel de aprecio por el escribiente, donde por supuesto, es más exaltado el comentario hacia la persona más estimada aunque más objetivo el comentario por el escribiente menos conocido.
La hipocresía es una herramienta puesta a nuestro servicio desde que nacemos por la sociedad del pasado reciente, una sociedad que tuvo valores distorsionados, necesidades vanas, consumo desmedido y desprecio por lo humano ante lo monetario. ¿Otro mundo ya es posible? Si!
Gracias Greko, me auspicia el pensar, rumiar y elucubrar.
03/10/13 03:10