Un poema no se sostiene en el equilibrio de sus sílabas, ni debe saltar, danzando en una métrica aprendida. Para crear normas, ya están los elegidos por la soledad de la fama.
Quizá, y creo en su sentido espiritual, el poema adquiere la forma en nuestra esperanza de transmitir emoción, en la alquimia de la palabra elegida, en el final...abierto a la última letra. Y el poema forma parte de lo que sabemos expresar, de la búsqueda de quienes motivan esta eclosión de sentires.
Lo más humano es la poesía: más allá está la metafísica del silencio. Hagamos poesía antes que escribirla. Sintamos cómo se deslizan las palabras aproximándonos a una realidad que nos hace diferentes, únicos, subjetivos.
No es conveniente dejar que la razón vuele por encima del corazón. Un poema es una forma de individualidad, de extraordinario juego, de apertura de la emoción. Decía, escribiendo en sus últimos días...
" Aquí, sobre el límite entre la arena y el agua,
doy consuelo a mi lento pensamiento
con el suave movimiento
de una brisa que me alienta."