Es medianoche. Me despierto sobresaltada. Me ha parecido sentir algo escurridizo y ver una sombra agazapada entre los estantes del armario.
Me gusta dormir de día, vivir de noche,
contarte cuentos, susurrar lamentos.
-¿Pero, quién me habla? ¿Qué quieres?
Me gusta matarte lenta, sinuosamente,
con alcohol tibio y palabras suaves.
Me gusta alborotar el mundo, sacarle el dedo
a la mediocridad y al desprecio
Enciendo la luz, abro el armario, miro bajo la cama. ¡Nada, no hay nada! ¡Y esa maldita voz que no calla, ondula entre mis sienes, me sopla al oído su maldita letanía.
Me gusta improvisar un sueño, una mentira,
un anhelo, derroche de fantasía.
Me gusta el tiempo marchito, las hojas caídas,
las risas del demente y del maldito.
-¡Basta! Olvídate de mí, creación abominable- Y las lágrimas la prenden a puñetazos con la almohada, con las sábanas, con la mesita de noche, con el cristal de la ventana. No puedo respirar, no puedo moverme, siento una tenaza invisible sobre el pecho y unos dedos rugosos apretando mi garganta.
Me gusta el olor del almizcle, el sudor frío,
el chirrido final de la muerte.
Me gusta la oscuridad, lo abominable,
las tentaciones, los pecados inconfesables.
-¡Vete, marcha!- ¡Se que me escuchas, por favor! Y todo esto lo grita mi alma, porque mi carne ya no puede proferir palabra alguna.
Me gustan las sombras esquivas, lascivas,
la lujuria, la gula, la metálica avaricia.
-¡Deja de contarme ya lo que te gusta! ¿Quién eres tú que me arrebatas así mi soledad?
¿Qué quién soy yo?
¿Es que no me recuerdas?
Soy
.¡tu pobre humanidad!
Pues a mí me gusta mucho tu texto. Hay un otro Yo, primitivo, agazapado, en cada uno de nosotros, algo que relegamos a lo onírico e inconfesable, que procuramos mantener bajo control. Y salta sobre nosotros precisamente cuando la soledad nos hace sentirnos débiles, pensamos que quizás equivocados ... Y a veces, hasta sentimos horror por nuestros propios pensamientos. En fin, es la voz de nuestro subconsciente el que aflora ... Y su letanía, en tu texto persuadiendo in crescendo, la has bordado.
Un beso. Siempre un placer leerte.