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La Travesía a la Inmortalidad

(Basado en la historia: El Viejo Terribe/El Anciano terrible, de H.P. Lovecraft)
Estaba en mi barco con mis tripulantes: Jack, Cara Cortada, Tom el Largo, Joe el Español, Peters y Mate Ellis. El 4 de agosto de 1542, nos estábamos quedando sin provisiones así que fuimos a la ciudad de Singapur para conseguir más.
Los locales contaban la historia de una isla cercana que solo podía ser vista de noche y según se podía oír ocultaba grandes misterios. Preguntamos a los ciudadanos en donde se ubicaba y nos dijeron que no muy lejos al sur. Al decir que íbamos a ir allí nos dieron un pésame adelantado, eso nos asustó un poco.
Partimos el día siguiente, los residente nos dieron la despedida y zarpamos hacia al sur, prontamente se hizo la noche y debíamos de tener bien abiertos los ojos aunque la luna era resplandeciente como un farol cuando vimos gaviotas pasando encima nuestro empezamos a impacientarnos por llegar.
Escuché el grito de Tom el Largo: -¡Tierra a la vista!-
Llegamos rápidamente a tierra y bajamos a inspeccionar la isla.
Cerca de la costa, se veía una pequeña casa, al acercarnos nos dimos cuenta de que esa casa estaba en mal estado, telarañas en las ventanas y en las paredes. La madera estaba podrida. Básicamente parecía abandonada.
Tocamos la puerta y nadie respondió, ergo acabamos abriéndola. Al abrirla había un cuarto vacío exceptuando por unas botellas en el suelo.
De repente. Escuchamos un ruido que parecía venir del cuarto contiguo a ése. Fuimos a ver cuál era el origen de ese ruido y encontramos a una mujer de aspecto singular, tenía puesta una larga túnica descuidada de color negro, su cabello también era largo, canoso y parecía muy, pero muy sucio. Su sola presencia daba miedo.
Se fijó en nosotros y me habló directamente a mí: -Estaba esperándote, sabía que llegarías pronto.
Asombrado le pregunté: -¿Quién es usted? ¿A qué se refiere?
-En una de aquellas botellas, encontrarás la vida eterna, haz lo que quieras con ella. Las demás son para guardar mi recompensa.
Enceguecidos por la intriga, todos tomamos una botella y bebimos su contenido.
No pude salir de mi asombro, al ver que todos mis tripulantes habían desparecido dentro de la botella. Solo la mía, tenía la poción prometida.
Newjoarpa04 de julio de 2016

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