Inmortalizado el instante, para toda la eternidad.
Con los pies a remojo mientras pescaban: Cada día. Después tocaba cargar en el cesto la pesca conseguida, atarle al mimbre la tela, colocada debidamente y cruzar la playa. Mientras el sol, seguía insaciable agobiando en la faena y dejando disfrutar a los niños que a lo lejos, jugaban en el agua. Un sombrero de defensa y el torso desnudo al verano. Un bañador de bordes naranja tan valenciano y azulado, la mirada fija en la inmensidad del mar. La brisa se dibujada en el paño, la sal en la ola y el deber, en el semblante plasmado del chiquillo.
De todo hace mucho; reflejado al óleo sobre lienzo.
Wow... he visto el cuadro pintado al óleo en tu texto.
Un saludo.