Los valientes no son los que se matan a tiros
mientras los cobardes se proclaman héroes
desde sus palacios.
Morirían de tristeza los dioses si existieran,
llorarían mas que sangre,
llorarían tal vez tierra.
Aunque sepan nuestras vidas a cenizas
nos negamos a dejar de arder,
aunque vacilen como torpes las palabras,
seremos libres sin remedio.
Esperaremos escondidos en la hierba,
pacientes compañeros de la piedra,
buscaremos como locos una presa
para invitarla a nuestra fiesta,
esperemos que sea su alteza
el que caiga en la sorpresa,
lo trataremos con gentileza
aunque nos hastíe su vileza.
Eres bueno e inteligente escribiendo Nigromante.
Siempre es un placer leerte.
Un abrazo.
Me alegro mucho de que estés aquí.