Esa tarde ella la miró a los ojos y supo que más nunca de su boca saldría un falso suspiro.
Como el aire que corta las miradas en 5 segundos
Como las caricias que se dejan llevar por el terciopelo que cubre los poros
Como los silencios que están alrededor de palabras que buscan escapar
Como las aves que chorrean colores al abrir sus alas
Como la llama que se niega a extinguirse bajo la lluvia
Como las bellezas que llora un rostro de porcelana
Como las melodías que embriagan las notas
Como los dedos que se deslizan sobre un piano tirado al olvido
Como las ventanas que reflejan las miles de sonrisas que apartan a un frío día de invierno
Como mis manos tocando tu rostro.
Caminó lentamente en su dirección, y sin decir palabra alguna puso su dedo índice en los labios rojos. Los tocó y se sintió la gota del rocío que lucha contra el vapor del viento.
Las dos quedaron mirándose fijamente a los iris; miles de sonidos invadieron sus oídos, miles de hojas abrazaron sus poros, miles de silencios gritaron en medio de la nada.
Una muerta de miedo, temblando como un alma desvalida
La otra, dispuesta a abrazar al ángel que estaba frente a su rostro.
Los cristales que cubrían los universos de sus besos, estallaron al simple roce de sus labios.
Y sin decir palabra alguna, ambas almas se unieron en una sola al sonido de las melodías sutiles que suspiraba sus mentes.
- tengo miedo (decía ella frente a los ojos verdosos que la miraban)
- pues yo también (decía aquella mujer).
Ambas abrazadas en medio de la oscuridad, se hicieron dueñas de esos minutos perdidos.
Y a un sonido en seco, la sangre se adhirió como estrellas fugaces a las paredes de alrededor
Y ambas quedaron despiertas al sonido de la bala que les traspasaba el abdomen.
A las 12 y media de la madrugada, la pistola de hierro caía sobre el piso, sentenciando la acción que había deseado por años.
Y el hombre que calló al silencio que desbordaba la sala, lloró en un amargo silencio, sin saber que el dolor de un padre por su hija, es mucho más grande cuando este decide quitarle la vida por amar a otra mujer.
- ¿y ahora moriremos? (decía con el rostro ensangrentado y abrazada al ángel que ahora lloraba lágrimas de sangre)
- no tengo la mínima idea
Y al sonido de la nada, se escuchó un golpe en seco, en el piso.
