Una pequeña niña me sonrió en aquella esquina, dentro de mi perplejidad humana la observé como si fuese una esencia sobrenatural que se elevaba lentamente sobre el piso, danzando, brincando, volando dentro de esos pequeños segundos. Revoloteaba en mi mente sus susurros entrecortados, mientras que de sus dulces labios carmesís la felicidad se mostraba tras una pequeña sonrisa angelical que demostraba la pureza humana en su máximo esplendor.
Y de sus miradas de acuarela, se liberó un a que no me alcanzas.
Tras aquella imagen, la niña se fue corriendo lentamente, mientras que sus manos rozaban tiernamente los laureles que sobresalían de las vasijas de arcilla. Me quedé absorto, inmerso dentro de aquella fotografía que hoy se desvelaba como un suspiro efímero.
Y corrí tras ella.
Personas venían e iban, como almas perdidas dentro de un lago espeso de negrura envuelta en conformismo. Mientras ella, brillaba dentro de aquella muchedumbre.
Mis ojos la miraban fijamente, no podían despertar de aquel trance infrahumano que mis pupilas destilaban.
Y seguía dando pequeños saltos, mientras que sus pies se elevaban en el aire, como si estuviesen venciendo la fuerza de gravedad, como si estuviesen cansados de adherirse al suelo, como si estuviesen despiertos y ahora buscaban la libertad de aquel mundo mal trecho.
- Vuelve acá (me decía a mí mismo)
Volteaba cada segundo, mientras que de su boca se desprendía una risa disimulada; jugueteaba con mis sentimientos, con mi cansancio, con mis ganas de alcanzarla, con mis deseos terrenales de tomar sus dedos.
El aire se camuflajeó con su aroma.
El tiempo se detuvo entre sus risas disimuladas
Los sonidos se volvieron ondas invisibles que chocaban contra mis pensamientos
Las voces desaparecieron entre el ruido de la calle
Y el ruido se perdió entre los saltos que sus pequeños pies dibujaban.
Como si fuese una historia escrita con pluma imaginaria, el tortuoso deseo de alcanzarla se esfumó, cuando se desapareció al doblar la calle. Quedé en medio de la muchedumbre, perdido, desorientado, sin aliento, triste, melancólico, desvalido, solo, absorto en la nada.
- Te fuiste y no pude verte entre mis sueños ( me dije lentamente)
Disponía a mover mi pie derecho, cuando de repente un dedo tocó mi mano.
- Siempre estuve aquí, y siempre estuviste soñando (me dijo una voz dulce, detrás de mi).
Cerré mis ojos, y dejé que el tiempo pasara o se detuviera como le diese la gana.
Hoy en día no se que significó aquel encuentro, sólo me conformé con saber que fui parte de una fotografía impresa dentro de aquel álbum humano que poco a poco se fue esfumando en la nada.
Si pudieras escuchar mis aplausos desde aquí, no lo dudes, los escucharías. Y si tuviera sombrero me lo quitaría..... tu narrativa engancha y corre por mi mente, una mente que entiende tu lenguaje.
;)